Un poeta no es un ser más atormentado, incomprendido, destinado a morir épicamente o al suicidio que otras personas. No hace sino aquello que siempre hizo el arte, que es desenfocar la realidad, violentar su mundo y reconfigurarlo, traducirlo. Hay que ser transversal, quebrar la “maquinaria estética” que dicta cómo hay que escribir y comportarse, y eso implica saber que la escritura de poesía no es superior ni inferior a los otros territorios de la literatura, que hay poetas y novelistas y cuentistas y ensayistas que merecen ser más recordados que otros. Para seguir leyendo…
Responder