A diferencia del texto de Desnoes, que se mantiene siempre en un nivel subjetivo, la película establece un contrapunteo entre las vivencias subjetivas de Sergio y las facetas de la realidad. Según Gutiérrez Alea, desde el principio estuvieron de acuerdo en que tenían que conservar, por un lado, el punto de vista del personaje, pero ubicándolo constantemente dentro de la realidad cubana de la época (la acción está ubicada en 1962). En el filme, su director impuso, como ha comentado Paulo Antonio Paranaguá, la suprema libertad de la heterogeneidad, lo cual ha logrado que permanezca hasta hoy como “un paradigma formal e ideológico, una legitimación de la heterogeneidad”. La realidad objetiva que rodea al personaje está dada a través de medios estrictamente audiovisuales: fotos, carteles, fragmentos de noticieros, filmaciones exteriores, muchas de ellas tomadas con cámara oculta. Para seguir leyendo…
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