«Lolita» —según Luna Tristá— es una serie de retratos a adolescentes aún en busca de «la propia identidad y el conocimiento de su cuerpo», pero también «del extremo y la osadía». Hay en estas fotos complejidad existencial más allá de la inocencia; a un tiempo se evita cualquier victimismo y se impugna la condición de objeto del deseo exclusivamente masculino. Hay una afirmación desinhibida, libre. Lolita ha aprendido alguna que otra lección. Para seguir leyendo…
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