El sistema electoral cubano está completamente controlado por el único partido político que existe en el país y el padrón electoral es uno de los tantos secretos de Estado que la nomenclatura maneja diligentemente. Cierto que las votaciones son una farsa. No obstante, para el régimen es muy importante mostrar que la población respalda con amplia mayoría su gestión. Estas votaciones para refrendar o rechazar una nueva propuesta constitucional que limitaría aún más los derechos ciudadanos tienen lugar en un ambiente sin precedentes, porque el régimen está absolutamente agotado, como dijera Fidel Castro hace nueve años, en septiembre 2010, al expresar: «El modelo cubano ya no funciona ni siquiera para nosotros». Para seguir leyendo…
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