Todos fuimos calificados como antisociales en los medios de comunicación. Para justificar la campaña de desprestigio, el régimen incluyó a algunos delincuentes. Nos trasladaron en vagones de ferrocarril de carga de ganado hacia la provincia de Camagüey. El tren avanzó en medio de la noche y varias horas después se detuvo. Apagaron las luces de todo un pueblo y nos dieron la orden de bajar. Soldados armados con ametralladoras nos rodeaban exigiendo que subiéramos a unos camiones. En medio de la oscuridad nos llevaron a lugares desconocidos. Aquella noche dormimos en el piso de tierra de barracas miserables. Miramos a un cielo sin estrellas, parecía que se habían escondido de pena o de vergüenza. Para seguir leyendo…
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