Había una libreta por persona en Cuba. Cada libreta tenía sus cupones y estos los perdías poco a poco en cada compra. Con un mismo cupón se compraban varias cosas. Por ejemplo, con el 1-M podías comprar una camisa o una botellita de pulimento para muebles. Como era una cosa o la otra, se le puso a la humilde libreta de cupones el apodo de María la O. Para seguir leyendo…
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