Yaltus definitivamente fue aplastante para mí, pero la agradezco: lo que no te mata, te hace más fuerte. Hoy tengo cuatro veces la edad de entonces. Ha llegado el futuro y ya estoy contaminado. Yaltus sigue siendo lo que fue. La angustia de su frustrada historia de amor navegando junto a la inevitable catástrofe ambiental elevan la película hacia una zona poco transitada donde ha sido eliminada la catarsis. La especie humana no tiene futuro en esta historia. El mar azul que añoraba Marín es ahora nostalgia por lo que no vivió. Solo quedan dolor y frustración después de los créditos. Esa es su belleza final. No lo sabía entonces, pero en Yaltus brotaba la semilla del cine que luego quise hacer. Para seguir leyendo…
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