“Una vez quisimos llevarnos parte de los murales porque se estaban zafando”, y habla en plural porque su pareja, otro artista, tenía las mismas intensiones, “pero nos metimos en la discusión esa de que por qué vamos a quitarle a otros algo que se hizo para el mundo. Todo porque teníamos ese miedo de que fuera a desaparecer. Y los pintaron con cal”, aunque aún quedan otras zonas donde hay grafitis, “notas con contenidos eróticos, más o menos caliente. Yo les llamo murales apócrifos: fulanito es activo o pasivo, aquí dejo mi teléfono, yo me acosté con el jefe de sector”, y se ríe. Para seguir leyendo…
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