Aimée no moja pero empapa. Y tengo entendido que su última exposición, en la galería Couturrier, de Los Ángeles, volvió a tener por título Discurso suprematista y ahí, porque ella sabe que puede marear al mercado pero no siempre, o porque no sabe prescindir del retrato, Aimée volvió a su recurso lingüístico más conocido: el autorretrato. Ya podrán imaginar, se viste con esos periódicos bordados y vuelve a la narración, esta vez más contenida. El diseño del vestuario y la composición son exquisitos. Su alma sigue fresca. Para seguir leyendo…
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