Si los cadáveres son como el corazón o la esencia de cada pieza, también se vuelve decisiva la inserción de elementos de todo tipo, a la hora de redondear el sentido en cada una de las experiencias. El valor de lo textual se localiza en los títulos, entre estos y la imagen propiamente se gesta una feliz complicidad. En este sentido, me causan un profundo impacto obras como: Oasis (2009), Luna llena (2013), Galán de Noche (2013), Tercera piel (2012) y Mito del ama de casa (2011). Ya sea por las locaciones en que son colocados los cuerpos, o por los elementos agregados que estos obtienen, se crean composiciones muy interesantes, que desplazan a un segundo plano los detalles más grotescos, para colocarlos en función de una imagen que aspira al equilibrio. Para seguir leyendo…
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