«A mí me pareció apropiado llenar los bustos de sangre. Y una excelente invitación a reflexionar sobre el destino que nos propuso Martí y que ciegamente hemos seguido sin cuestionamientos», añadió el coleccionista cubano Mike Hernández-Campo. Por su parte, el diseñador Rafael Alejandro García apuntó: «Estoy seguro que Martí hubiera vertido ‘sangre’ sobre él (quizás la propia) al ver la Cuba actual, la pintura se va, se quita, lo que queda es una piedra con forma de rostro. El mensaje se entiende y está muy alejado de opacar la obra de Martí» (Imagen: César Beltrán). Para seguir leyendo…
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