Héctor Antón: Diferencias

DD.HH. | 25 de enero de 2020

El feminismo radical es una caricatura del machismo. El valor de la tolerancia o el precio de la alteridad que enarbolan sus protagonistas tiende a ser excluyente, tal si fuera la condición masculina más arcaica. En la barricada del extremismo, los matices están en peligro de extinción. Desde esta perspectiva, el discurso de género, que apuesta por la liberación, la reduce al imaginario de sus obsesiones. De este modo se afianza la noción de gueto, dorada por la píldora de una cultura lateral que intelectualiza la torpeza de sus gestos y relaciones de micro-poder. Para seguir leyendo…