En la Cuba actual, son visibles el visible agotamiento de las formas ensayadas (y prometidas) de ilustración marxista-leninista y el paulatino declive del nacionalismo instrumentalizado, a través de las políticas culturales instituidas, para controlar la reflexión y acción intelectuales y para gerenciar los procesos de acumulación y socialización desplegados por los creadores entre las fronteras del mercado global o la ideología local. Ante la urgencia de generar, desde los márgenes de la institucionalidad, nuevas estéticas, poéticas y políticas pos-totalitarias y pos-neoliberales, es preciso primeramente quebrar la fragmentación inducida de la esfera pública insular, a través de acciones específicas de reconocimiento y deliberación intelectuales y políticas, sin que ello signifique diluir las agendas particulares e identidades específicas de los concurrentes, sean individuos o colectivos. Para seguir leyendo…
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