Ana Mendieta hizo dos viajes a Cuba: en 1980 (justo el año en que sucede el éxodo de Mariel) y en 1981. Como un animal que marca el territorio, dejó su huella en un par de cuevas localizadas en las Escaleras de Jaruco; una de ellas se llama la Cueva del Águila. Estas esculturas rupestres eran representaciones de divinidades taínas, una cultura que la artista había estudiado con fruición. En la cosmogonía de los taínos la vida humana nació en el interior de las cuevas, y los genitales femeninos fueron creados por un pájaro carpintero. Un pájaro que fue socavando, con su pico, hasta hacer aflorar el sexo de la mujer tal como es. Para seguir leyendo…
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