Melissa C. Novo: Interviú a Jorge Ferrer / Cuando todos los días parecían decisivos

Autores | Memoria | 7 de octubre de 2020

Abandoné Cuba en junio de 1994 porque no quería seguir viviendo en lo que se había convertido en un estercolero físico y moral. Mis proyectos personales o colectivos no podían ser conducidos allá. Quería comprar periódicos por las mañanas. Y vivir sin miedo a un poder grosero en medio de una cultura política sorda e irreformable. También me comenzaba a hartar de esa ridícula situación en la que se coloca a los disidentes del campo intelectual en Cuba: la de ser figuritas a las que acuden los visitantes extranjeros con caramelos, preguntas y grandes dosis de sesgo de confirmación. Y aparte de periódicos, quería comprar cruasanes. Entre 1981 y 1990 había vivido en la URSS viajando a Cuba solo de vacaciones. Marchar otra vez en el noventa y cuatro fue menos una ruptura que la recuperación de mi condición de extranjero. Para seguir leyendo…