El poder real en Cuba no cree en la ley, ni esta le sirve de límite o constricción. Radica en la alta cúpula del Partido Comunista y los ministerios de control (Minint y Minfar). Esas entidades son las que, sin importar la ley, reproducen y mantienen el autoritarismo cubano. Usan la ley no como garantía de reproducción y mantenimiento, sino como fachada para justificar –cuando pueden y les interesa– sus comportamientos. En última instancia, cuando no pueden justificarlos con la ley, siempre terminan apelando a la base real de su autoritarismo: la voluntad de no ceder poder amparados en el auto-conferido “derecho” a defenderse de todo el que le adverse o provoque. Para seguir leyendo…
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