Legna Rodríguez Iglesias: ·Abajo Constantinopla (feliz cumpleaños, mi amor)·

Actualidades | Autores | 11 de abril de 2021

Pero, ¿cuál era el discurso de mi abuela comunista Luisa Roselia Moronta Pacheco? Nada del otro mundo: preguntas que cualquiera preguntaría, si tuviera una familia que criar y proteger. Incluso prescindiendo de una familia que criar o proteger, cualquiera preguntaría lo que Luisa Roselia Moronta Pacheco preguntaba por la mañana, por la tarde y por la noche: “¿Qué vamos a comer hoy?”. Una vez, se cansó de hacer esa pregunta, sacó del armario su bata azul y la puso sobre la cama, sacó un blúmer blanco y lo puso sobre la cama, sacó la caja de talco y la puso sobre la cama. No sacó la prótesis nueva de su seno derecho y la puso sobre la cama, porque ya no haría falta. Dejó las cosas, como quien dice, listas. Fue al cuarto de desahogo y se acostó en el suelo. Acostada ya, se clavó un cuchillo de picar carne en el esternón, sobre el final de la cicatriz de la radical de seno: directo al corazón. Pero el cuchillo no fue directo a ningún corazón, sino a cualquier otro lado de la cavidad torácica. El cuchillo se desvió. Para seguir leyendo…