Hace meses, desde este mismo diario, condené la censura practicada en Cuba contra Padura. Y ahora repudio que, en medio de una represión contra artistas y escritores como la de las últimas semanas, él se deleite de este modo en su triunfo personal. Que, después de escuchar un discurso tan rabioso como el de Díaz-Canel, sus únicas opiniones publicadas sean de complacencia. ¿Va a referirse alguna vez a las violaciones que se viven en Cuba? ¿Va a denunciarlas como denunció el encarcelamiento del expresidente brasileño Lula da Silva? Es evidente que, de hacerlo, perdería la oportunidad de que en una próxima ocasión, con nuevas represiones y un discurso oficial no menos rabioso, le sea otorgada una orden superior, la que ahora le han dado a Arrufat. Para seguir leyendo…
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