Granma no reconoce los aspectos positivos de la presencia estadounidense en Afganistán durante las dos últimas décadas, especialmente en el caso de las mujeres, quienes bajo los talibanes tenían prohibido asistir a la escuela y salir a trabajar. Según las últimas cifras del Banco Mundial, ahora el 36 por ciento de las niñas están matriculadas en la escuela y, de acuerdo con datos de la organización benéfica Islamic Relief, más de una cuarta parte de los empleados del parlamento y del gobierno son mujeres. Los vínculos de Cuba con movimientos terroristas de todo el mundo explicarían esa falta de reconocimiento. Las afinidades entre los talibanes que recién entran a Kabul y la proyección internacional del régimen de La Habana es obvia. Desde la década del 60, Cuba entrenó, financió y apoyó a movimientos guerrilleros para exportar la “revolución” a toda Latinoamérica. Para seguir leyendo…
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