Uno de los métodos de dirección de Miguel consiste en cansar a los actores. Busca los momentos mágicos en el cine. Esos instantes en que el intérprete se ha olvidado de la cámara, del personaje y, sin saberlo, termina asumiendo la ficción como una experiencia personal. Es algo que he podido experimentar de manera consciente en el teatro. Para seguir leyendo…
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