Enrique del Risco: La Seguridad y Lezama, «enemigo ideológico de la Revolución»

Archivo | Autores | Memoria | 27 de enero de 2023

Mientras no se cumpla el viejo sueño colectivo de acceder a los archivos de la Seguridad del Estado habrá que conformarse con las piltrafas que vayan encontrándose por cualquier parte. En este caso se trata de una página de un informe de la Seguridad del Estado que una amiga me envía desde Berlín. El informe fue presentado en un encuentro de órganos de inteligencia celebrado en La Habana en 1974 y una copia fue encontrada por mi amiga en los archivos de la Stasi. Que sea una sola página deja muchas lagunas sobre el sentido y las intenciones generales del texto, pero se pueden establecer ciertos detalles. Como que el sentido general del texto era presentar un resumen de lo que en ese contexto llamaban la “lucha contra el diversionismo ideológico” que no era otra cosa que el sistema de vigilancia y persecución desarrollado contra todo atisbo de autonomía intelectual o cultural.

He aquí la página:

Esta es la transcripción:

lla resultó inesperada para el enemigo por constituir la primera medida de esa índole contra tales elementos. Como reacción el imperialismo organiza una amplia campaña propagandística a su favor y en contra de la política cultural y el prestigio de la Revolución, lo que contribuyó a la definición de algunos intelectuales que aspiraban a que la dirección revolucionaria se retractara de las medidas adoptadas.

La celebración del Congreso de Educación y Cultura, que resumió y organizó las opiniones de las masas en relación a la necesidad de una cultura socialista y cuya resolución final es una amplia plataforma de trabajo que constituye la política cultural de nuestro Estado, convence a estos elementos de la necesidad de modificar sus métodos, los que se tornan más sutiles.

Tras unos meses de espera, continúan desarrollando su trabajo dirigido a mantener figuras de algún renombre real o fabricado como centro de posibles conflictos, esta vez en la persona del escritor José Lezama Lima, autor de procedencia católica, de extracción pequeño-burguesa y plenamente definido como enemigo ideológico de la Revolución.

Para esto publican sus obras en varios idiomas, le otorgan premios literarios en el exterior y le dedican artículos y comentarios, situándolo intencionalmente en distintas publicaciones como candidato al Premio Nobel de Literatura.

En el plano interno mantienen como línea de trabajo la utilización de elementos diversionistas y la selección de autores de señalada posición revolucionaria, susceptibles de ser penetrados y desviados ideológicamente. Surgen tendencias de este matiz en jóvenes creadores, que no han mantenido vinculación con figuras tradicionalmente diversionistas”


La “primera medida de esa índole” a que se refiere el principio del fragmento debe ser la detención del poeta Heberto Padilla por parte de la Seguridad del Estado. Y con la “amplia campaña propagandística a su favor y en contra de la política cultural y el prestigio de la Revolución” se referiría a las dos cartas que en, favor del poeta preso, subscribieron decenas de destacados intelectuales en todo el mundo y a su resonancia posterior.

En el siguiente párrafo se presenta el Congreso de Educación y Cultura de 1971 como una jugada estratégica que obliga al enemigo a modificar sus métodos para hacerlos más sutiles. ¿Cuáles son estos métodos? Escoger a un “plenamente definido […] enemigo ideológico de la Revolución” como Lezama Lima para publicarle su obra en varios idiomas, otorgarle premios y dedicarle artículos y comentarios. Resumiendo, la fama extranjera del autor de Paradiso es mera componenda de la CIA.

En el último párrafo se refieren al “plano interno”, o sea, a la situación dentro de la isla. Allí, el enemigo está manipulando a su favor a intelectuales de “señalada posición revolucionaria” pero “susceptibles de ser penetrados y desviados ideológicamente”. También el informe nota “tendencias de este matiz” diversionista, se sobreentiende, en “jóvenes creadores” a pesar de “que no han mantenido vinculación con figuras tradicionalmente diversionistas”.

Primera página de la traducción polaca del documento. Dice

Traducción del español

Secreto

Objetivos y tareas

El trabajo ideológico en la etapa moderna

Ninguna adición importante a lo que ya se sabe. En el 2011 el escritor Antonio José Ponte analizaba un documento extraído de los mismos archivos de la Stasi desde donde me enviaron esta hoja solitaria. Se trataba de un folleto de 18 páginas presentando una exposición realizada por la Seguridad del Estado también en 1974. Una de las secciones de dicha expo versaba sobre la vigilancia a la que sometió al escritor Lezama Lima e incluía manuscritos inéditos ocupados al autor. No es difícil imaginar que la exhibición fuera estrenada en ocasión del mismo encuentro de “servicios de inteligencia hermanos” celebrado ese año para el que se preparó el informe del que he recibido esta única página.

Ya aquel documento descubierto por Jorge Luis García Vázquez y comentado por Ponte hacía evidente que la persecución contra Lezama no se debía a una anomalía del sistema: una “directiva improcedente” o “un puñado de comisarios desbocados”. Obedecía a un plan en perfecta sintonía con las intenciones del régimen. Esta hoja además de trazar una línea recta entre las intenciones del poder y las acciones de sus órganos de seguridad hace más clara aún la lógica de aquella persecución: calificar como enemigo y agente del imperialismo, a todo aquello que no respondiera directamente a la caprichosa voluntad del poder en Cuba. Si Lezama era considerado enemigo ideológico cada una de sus publicaciones en el exterior, cada referencia a su obra, formaba parte del plan imperialista para desprestigiar a la Revolución.

Tan eficaz y ubicuo era dicho enemigo que no solo podía contar con la quinta columna ideológica sino que hasta intelectuales de “señalada posición revolucionaria” podían ser “susceptibles de ser penetrados y desviados ideológicamente”. La idea que la desviación ideológica solo puede provenir del exterior de un sistema impoluto como el comunista es puesta en entredicho por los autores del informe al reconocer -para su turbación- que el diversionismo es detectado incluso en jóvenes que no han tenido contacto conocido con fuentes externas.

Ni más ni menos que la vieja paranoia de cualquier inquisición: a la idea de que el mal solo puede provenir del demonio le sigue la de que todo lo que no proviene de dios es demoniaco para terminar viendo al diablo multiplicado por todas partes. La inquisición castrista se distingue de la otra porque obedece, dice, a la razón no a la fe y porque se encarga, además del espíritu del cuerpo físico de los blasfemos.

Los tiempos han cambiado desde entonces. Lezama, por ejemplo, ha sido añadido al panteón patrio luego de las labores de higiene ejecutadas por el cuerpo de limpieza del MINCULT, desde Abel Prieto a Cintio Vitier, pasando por Senel Paz, al tratar de convertir a Lezama en admirador del Che Guevara, partidario de Fidel Castro, precursor y devoto secreto de su régimen y deidad invocada en Fresa y chocolate. La inquisición es ahora, por otra parte, algo más flexible y no persigue a todo lo que no obedezca estrictamente a su voluntad. Su lógica, en cambio, sigue siendo la misma: todo lo que lo contradiga no puede emerger de manera natural de la realidad sino que es parte del plan del Maligno. De manera que todo el que piense con independencia del régimen deberá demostrar a cada paso que no es parte de algún complot de la CIA. Pero de seguir su lógica habría que preguntarle al régimen por qué el Mal -definido por este como lo que se le opone- crece con mucha más espontaneidad que el Bien.