María Isabel Alfonso: Interviú a Pedro Pérez Sarduy / No creo que haya habido un elemento de raza como factor de cancelación de las Ediciones El Puente

Archivo | Autores | 23 de marzo de 2023
©Pedro Pérez Sarduy, New York City, febrero, 1990 / Foto: Allen Ginsberg

Como parte de su libro Ediciones El Puente y los vacíos del canon literario cubano: dinámicas culturales posrevolucionarias (Universidad Veracruzana, 2016), María Isabel Alfonso entrevistó a los ejecutores principales de este importante grupo. Entrevistas de trabajo y de reconstrucción de época. En inCUBAdora publicaremos cada una de estas conversaciones una vez a la semana.

María Isabel Alfonso (MIA): Algunos investigadores (Howe; Moore) se han referido a un supuesto «Manifiesto Negro», que se redactó en 1968, en concordancia con el interés separatista de un grupo de afrocubanos dentro de la Revolución. ¿Existió tal manifiesto y tal intención?

Pedro Pérez Sarduy (PPS): Ese documento, como tal, nunca formó parte de ningún proyecto separatista, ni debe ser considerado un manifiesto. Sencillamente, algunos jóvenes de aquel momento, la mayoría negros y negras o afrodescendientes –como quiera llamárseles– se agruparon alrededor del dramaturgo Tomás González, ya fallecido, pues estábamos preocupados por las mismas cosas que seguimos estando preocupados, y por las cuales otras generaciones han estado preocupadas, que es la cuestión racial en Cuba. En realidad, en Cuba las cosas no han sido tan dramáticas, si comparas con otros países, donde hay una población racialmente mezclada. Aquel documento que se redactó, no tenía apellido ninguno: no era manifiesto, no era proclama, no era nada de eso en aquel momento.

Ahora, lo que ocurre es que estudiosos extranjeros, partiendo inclusive de Carlos Moore, empezaron a interpretar aquel documento como si hubiera sido un manifiesto cultural. Hay que decir bien claro que Carlos Moore, a partir de su libro Castro, The Blacks and Africa (1988), fue quien empezó a divulgar todo este tipo de desinformación. Los que participamos en la redacción del documento, todos nosotros, teníamos una posición de apoyo y de reivindicación sobre las relaciones raciales y culturales en Cuba.

Actualmente sí hay un movimiento que se llama Cofradía de la Negritud, que fue fundado en 1998, y en el que están algunos de los que estuvieron en aquella época, como es el caso de Tato Quiñones. Y esto existe abiertamente; tienen un documento que acabo de recibir, que sí es un manifiesto, con puntos básicos. Lo mismo que nosotros, en los años sesenta, plateábamos como grupo de individuos con similares preocupaciones, pero sin suscribirlo como manifiesto.

Aquí tengo frente a mí el documento del año 68. Fue una ponencia titulada «Aportes culturales del negro en la América», redactada por algunos de nosotros para presentar en el Congreso Cultural de La Habana (1968). Es cierto que no se nos dejó participar. Es por eso que se preparó para meses más tarde un seminario donde nosotros presentamos la ponencia que iríamos a presentar en el Congreso, al cual no fuimos invitados, y que ha sido catalogada equivocadamente como «Manifiesto Negro». Participamos en el evento pero todo se diluyó, no hubo nada concreto; se leyó la ponencia y más nada.

No habíamos tratado de crear ningún tipo de manifiesto ni de declaración, precisamente, porque temíamos que se nos fuera a acusar de algo que no era, en un momento muy difícil en Cuba.

MIA: Pero Linda Howe y Carlos Moore arguyen que el Ministro de Educación, José Llanusa Gobel, les negó explícitamente la posibilidad de participar en la apertura del Congreso Cultural de La Habana, en enero de 1968.

PPS: Bueno, él era el ministro, puede ser, pero personalmente nadie nos prohibió nada. Como muchos altos dirigentes, se tomaban atribuciones que ninguna ley oficial o constitución oficial les había concedido. Más bien no se nos invitó. Había suficientes prejuicios como para que jóvenes que estaban interesados en el tema racial en Cuba fueran invitados a participar en el Congreso. Tuvimos el seminario, se leyó la ponencia. Ahora, que la Comisión, que era oficial, que era oficialista, no nos tomó en cuenta, eso es otra cuestión. Pero no nos impidieron entrar porque estábamos ahí. Lo que sí te puedo asegurar es que Carlos Moore no estaba.

Mi participación fue de debate, de poner el poema al inicio del documento. No queríamos ponerle un título que se prestara a nada separatista, porque no era la intención. Fue una ponencia más, dentro de todas las ponencias… Mirándolo ahora, al cabo del tiempo, uno se da cuenta de lo inofensivo que fue ese documento…

MIA: Algunos afroamericanos miembros de los Black Panthers no tuvieron en Cuba la acogida que esperaban… Incluso personas como Robert Williams terminaron yéndose en malos términos, después de años de exilio en la isla. Si factores de orden racial determinaron la terminación de El Puente, como algunos sugieren, ¿pudiera entenderse el fin de la editorial, en 1965, como preconización de algunos eventos también de corte racial, ocurridos en el segundo quinquenio de los sesenta, como la expulsión de los Black Panthers de la isla?

PPS: Muchos de los Black Panthers eran promaoístas, y Cuba no participó de la corriente maoísta en aquel momento; y había tendencias trotskistas también. Es decir, en aquella década del sesenta, a Cuba llegó una cantidad de individuos de todas las tendencias políticas habidas y por haber que era fabuloso…

José Mario ―director de El Puente― no tenía nada que ver con esto. Él era totalmente queer, un tipo fuera de serie, y en un momento en que no se podía ser gay en Cuba él lo era, ¡y no lo ocultaba!. Y era un tipo de carácter fuerte, que se fajaba, que insultaba; era pequeño físicamente… Entonces, hay que tener en cuenta que a José Mario le cierran su Puente, no por la poesía que publicaba, sino porque era un individuo independiente, que tenía una publicación independiente. Pero yo no creo que haya habido un elemento de raza como factor de cancelación de las Ediciones de José Mario, que yo recuerde. Jamás a mí se me ocurrió que eso tenía nada que ver. José Mario lo que era un tipo que estaba fuera de serie, en una cultura muy homófoba. Ahora no, ahora los gays andan del brazo en Cuba, y hay travestis, y operaciones transexuales… Es otra época.

Aquel era un momento bastante difícil; el país estaba amenazado constantemente. Entonces, imagínate, cualquier tipo de actividad o de movimiento que provocara a la división, a lo diferente, o cualquier tipo de escisión, estaba condenada al fracaso. Y dentro de eso cae la cuestión racial, porque el país estaba y sigue dividido. Entre los mismos militantes había división porque el cubano por naturaleza, y la gran mayoría de los cubanos, somos racistas. Lo que pasa es que esto no siempre se quiere reconocer