Isel Rivero: El Antes y el Después de las ediciones El Puente

Autores | 12 de abril de 2023
©Vallejo & Co.

En el verano de l960 y durante el Primer Encuentro de Poetas en la ciudad de Camagüey, el ex General Español Bayo en representación del Gobierno, es decir de Fidel Castro, hizo una exhortación a eliminar “la escoria moral” de la homosexualidad. Dicho esto en presencia del Ballet Nacional de Cuba y de Alicia Alonso quienes iban a clausurar el acto, hubo una estampida. La escultora Loló de Soldevilla y el poeta Nicolás Guillén se apresuraron a tratar de corregir el daño hecho invocando a Federico García Lorca.

Este primer Encuentro había sido organizado por el poeta camagüeyano Rolando Escardó, el único entre los intelectuales que se había alzado en las montañas del Escambray, y quien había hecho más de una observación crítica sobre la manera en que la susodicha revolución evolucionaba. Rolando murió en un sospechoso accidente de coche la víspera del Encuentro.

De acuerdo a los testimonios recogidos por mi entre los miembros del grupo de poetas de El Puente y de su fundador José Mario Rodríguez, comenzaron a fichar a los que frecuentaban la boite El Gato Tuerto. Comenzaron también las delaciones en la Universidad de La Habana, en los incipientes Comités de Barrio. Estas delaciones se basaron en rumores y colgadas en las apariencias, tales como si un chico era amanerado o no, si expresaba ideas raras, si se exhibía cierto cosmopolitanismo La persecución directa, es decir recogidas o visitas nocturnas en los domicilios, no vino hasta el establecimiento de los campos de trabajo forzado o las UMAP que eran campos de reeducación y de castigo. En estas Unidades terminaron también los Testigos de Jehová, recordándonos las persecuciones Hitlerianas a los mismos. A las muchachas se las trajeron de otra manera. La reeducación se conduce en los psiquiátricos a base de electroshocks. Las familias en muchos casos delataban a sus hijas para que resultasen internadas y reeducadas. Esto era parte de la construcción del “hombre nuevo”, muy en concordancia con los esquemas estalinistas.

Antes de la toma del poder por Fidel Castro la homosexualidad no era socialmente aceptable por la pequeña burguesía. Fidel Castro era, es producto de esa educación. Sin embargo la homosexualidad nunca fue perseguida como política de estado.

Como consecuencia de la toma del poder por Fidel Castro se creó la Federación de Mujeres Cubanas y con ella se abolió la prostitución femenina. A lo largo de los múltiples “periodos especiales” de escasez, quiero decir de desodorante, zapatos, cepillos de dientes, jabón, carne de res, huevos, aspirinas, compresas sanitarias, de una economía que seguía dependiendo del monocultivo, la venta del cuerpo se fue haciendo más pública tanto entre las mujeres como entre los hombres para satisfacer las primeras necesidades. Célebre la cínica y reciente frase de Fidel Castro a Oliver Stone, “nuestras prostitutas son las más educadas del mundo”. El renacimiento de la prostitución, tanto el de las llamadas jineteras como de los jineteros culminó con la política oficial de promover el turismo. La propaganda oficial en el extranjero no se limitaba a las playas solamente, sino a la exposición de cuerpos correspondientes, nalgas, tumbadoras y negritos. El turismo como la prostitución regresaron cogiditos de la mano y con las divisas en las maletas. El Gobierno creó las tiendas de dólares y poco después dolarizó la economía. Si antes según Fidel Castro la mafia controlaba este mercado ahora es el gobierno el que lo controla.

El caso de la cruxifición del poeta, editor y amigo José Mario Rodríguez es el ejemplo más temprano del programa de ingeniería social de la susodicha revolución. José viéndose cada vez más perseguido aprovechó la visita del poeta norteamericano Allen Ginsberg a La Habana para hacer su plantada como homosexual e intelectual independiente. Cuando Ginsberg dejó la capital José fue visitado por la Seguridad del Estado. La Editorial El Puente fue cerrada, sus miembros marginados, José internado en uno de los campos de la UMAP, acoso que no terminó hasta su llegada a Madrid en l967.

Sobre las cenizas de El Puente nació El Caimán Barbudo dirigido por quienes luego se exiliaron igualmente en España arropados por una izquierda que nunca ha querido ver ni ejercer su mirada crítica sobre la susodicha revolución. De facto el Director de El Caimán Barbudo, Jesús Diaz, fue el responsable de prender el fuego. José superó el daño psicológico pero no la soledad. Murió en Madrid hace dos años en el anonimato más absoluto. Su obra está ahí aunque no es conocida por el público español. Pero ha habido otros y otras cuyas historias irán apareciendo cuando la curiosidad y quizás cierto deseo de justicia mueva las piedras, disipe la niebla y la mentira. Dice una amiga superviviente de la última guerra que toma tres generaciones para que los otros se atrevan a buscar la verdad. Y mientras, amigos míos, el Comandante de manos tangiblemente delicadas, sigue recibiendo sus manicuras.

Publicación original en Revista ZERO, no. 83, 2005, Madrid