Mariana Villaça: El realismo socialista en los reportajes del Noticiero ICAIC Latinoamericano

Autores | Cine | 21 de junio de 2023
©Castro en la ‘Campaña por la alfabetización’ / Noticiero ICAIC No 63. Agosto 21 de 1961

El Noticiero y su historia: miradas de Cuba al mundo 

El Noticiero ICAIC Latinoamericano, identificado por las siglas NIL o en este artículo simplemente como «Noticiero», además de ser considerado uno de los informativos más longevos de la historia del cine mundial, al haber sido producido y exhibido durante cerca de 30 años, entre 1960 y 1990, es para los historiadores un impresionante acervo audiovisual. No es de extrañar que fuera considerado por la Unesco como «Memoria del Mundo». Un (o más de un) cineperiódico era algo común en todos los países que tenían producción cinematográfica, y en Cuba, este género que tiene muchas derivaciones y varias denominaciones («actualidades cinematográficas», «cine-revista») existía en el país desde la década de 1930[1]. Poco después de la Revolución y de la creación del Instituto Cubano del Arte e Industria Cinematográficos (ICAIC), el gobierno cubano decidió crear un espacio, en cuyo nombre existía la pretensión de un diálogo tercermundista, más precisamente un diálogo especial con América Latina. El enfoque de las cámaras del Noticiero, sin embargo, no se restringía a este recorte espacial y se posicionaba para mirar el mundo desde el punto de vista del nuevo régimen cubano.

Con una periodicidad semanal, en las 1493 ediciones encontramos registros de los principales acontecimientos mundiales de estas décadas, bajo el lente del ICAIC y con el tamiz del gobierno cubano. Cada edición tenía un promedio de duración de 10 minutos, abarcaba diversos temas nacionales y mundiales (las llamadas «actualidades») y se proyectaba en todas las sesiones de cine antes del plato fuerte, que casi siempre era un largometraje de ficción. Más que informativo, el NIL tenía un sesgo didáctico, educativo: instruir a los cubanos para vivir en la nueva sociedad, adaptarse al socialismo, a los nuevos códigos morales y convertirse en «hombres nuevos». Flotaba en Cuba, como ya había ocurrido en la URSS, «la concepción de que la Revolución significaba no sólo la construcción de nuevas estructuras económicas y sociales, sino también del ‘hombre nuevo’ (racional, materialista, socialista, libre de la moral burguesa y de los valores cristianos). La cultura comunista implicaba la formación de una nueva moral, para dotar a hombres y mujeres de una escala de valores capaz de sustituir a los sistemas morales prerrevolucionarios, fundamentando los comportamientos de la nueva sociedad»[2]. Encontramos este aspecto pedagógico muy presente en los reportajes del Noticiero, a través de la construcción narrativa audiovisual que involucra diversas combinaciones de sonido e imagen. En dicha construcción, el realismo socialista será un faro importante, así como todo el conjunto de representaciones e imaginarios presentes en la cultura política comunista. Para abordar este tema proponemos el siguiente recorrido: presentaremos brevemente el NIL con sus principales características y singularidades. Luego, relataremos cómo ocurrió la investigación histórica que desarrollamos sobre este material. Finalmente, abordaremos algunos ejemplos del corpus del Noticiero, en los que podremos identificar el culto a la personalidad, los nuevos «rituales» fomentados por el régimen y la celebración del futuro y la tecnología propiciados por el socialismo.

Sobre lo que se veía

Algunas ediciones más largas del Noticiero se presentaban como ediciones especiales, monotemáticas, dedicadas a temas políticamente estratégicos que merecían un abordaje más detallado. En estas, y en las ediciones regulares, en cuanto a noticias internacionales, el público tenía contacto con variados temas contemporáneos, abordados según el enfoque de los intereses de Cuba en el contexto de la Guerra Fría: la solidaridad latinoamericana, el antiimperialismo expresado en el apoyo a los movimientos de liberación, el acercamiento a la URSS, etc.  Así, se informa sobre la destrucción causada por huracanes y terremotos en países latinoamericanos y la inmediata prestación de ayuda por parte del gobierno cubano; apoyo a la guerra de Vietnam; celebraciones de astronautas y cohetes soviéticos; noticias sobre los avances en las luchas contra las dictaduras latinoamericanas por parte de los movimientos guerrilleros y en las guerras de liberación en África; recepción en Cuba de ex presos políticos y testimonios sobre torturas en Brasil; ayuda cubana en la revolución sandinista, en fin, múltiples temas que conforman una parte importante del «breve siglo XX» del que tan bien hablaba Eric Hobsbawm, y el rol de Cuba en ese contexto.

El NIL, producido a ritmo acelerado, utilizó en sus reportajes muchas fotografías y materiales gráficos, pero evidentemente hubo profusión de filmaciones, al principio narradas por la voz en off del locutor, y con el paso de los años, con mayor uso del sonido directo. En este sentido, entre las muchas curiosidades que comprenden sus ediciones, su colección permite ver «en movimiento» –a veces con derecho a voz– a celebridades de todo tipo que surgieron con la Revolución o pasaron por Cuba: desde casi desconocidas bellezas del cine checo hasta renombrados líderes africanos, asiáticos, latinoamericanos de las más variadas inclinaciones y matices de la izquierda. Ciertamente, en el conjunto de reportajes que tratan de visitas célebres y viajes oficiales, los contactos y acuerdos internacionales establecidos por el gobierno cubano constituyen una parte considerable de este material. Esta frecuencia en el abordaje de los encuentros políticos permite seguir, a lo largo de las ediciones, aspectos importantes de la diplomacia internacional y mapear incluso a qué nivel el Noticiero informó a los cubanos sobre las relaciones establecidas con el extranjero, como se aprecia en los reportajes sobre los líderes de países africanos, por ejemplo, en enfoques muy oscilantes en cuanto a duración y contenido explorado[3].

A nivel nacional, abundan las notas de carácter didáctico: cómo tratar determinadas enfermedades, cómo realizar correctamente ciertas actividades agrícolas, cómo evitar el despilfarro, cómo comportarse en la escuela, cómo ser un buen trabajador, ejemplos de participación en campañas gubernamentales, trabajo voluntario y otras diversas acciones urgentes convocadas por el gobierno. Los logros de la revolución en todos los campos (salud, educación, economía, tecnología, deportes, urbanismo, etc.) y la agenda de Fidel Castro son temas que siempre se tratan en las ediciones, y a menudo sirven de estímulo o justificación para que el espectador «haga su parte», ya que la «Revolución» estaba haciendo lo suyo, por él y por el futuro del país.

Otro aspecto muy presente en el Noticiero, y directamente relacionado con el tema tratado en este artículo, es la reiteración de efemérides y otros hitos del calendario civil y político que se va constituyendo en el país, especialmente tras la adhesión al socialismo. Fiestas cívicas, celebraciones de héroes y mitología constituidas en torno a las luchas revolucionarias o sus participantes tienen un lugar cautivo a lo largo de tres décadas en sus ediciones: conmemoraciones relacionadas con el 1 de enero, el 19 de abril (Día del desembarco de Playa Girón), el 1 de mayo (Día internacional de los trabajadores), el 26 de julio (Día del asalto al cuartel Moncada), el 8 de octubre (Día del guerrillero heroico, a partir de la muerte del Che Guevara), el 2 de diciembre (Día del desembarco del Granma), entre otras festividades regulares. Estos hitos ganan, a través de la reiteración, una identidad visual y configuran, como bien ha analizado el historiador Giliard Prado, un «calendario» a través del cual el régimen cubano “gestiona la memoria de la experiencia revolucionaria»[4], alimentándola continuamente y asociándola al socialismo. Este notable calendario, repleto de fechas vinculadas a rituales específicos, establecidos según parámetros de la cultura política comunista, es igualmente reiterado por los discursos de Fidel Castro, también abundantemente presentes en el NIL[5].

Además de las ediciones centradas en temas nacionales y en el teatro político del momento, hay que señalar que los ciudadanos de a pie también tuvieron ocasionalmente un cierto lugar ante las cámaras. Podemos ver desde niñas «estrellas del carnaval» hasta trabajadores campeones en la cosecha de caña de azúcar o el testimonio de una anciana recién alfabetizada. Todo esto en medio de muchísimos fragmentos de discursos editados de Fidel –la voz que guía al espectador en la mayoría de los reportajes– y diversas celebraciones de fiestas patrias, civiles y militares, desfiles, reuniones diplomáticas, viajes oficiales e inauguraciones que constituyen una vasta propaganda de los logros del gobierno, característica indefectible del periodismo cinematográfico estatal, desde sus inicios.  Existe, sin embargo, la posibilidad de seguir la crónica de lo que fue Cuba en aquellas décadas y las auspiciosas proyecciones que el gobierno anunciaba para su futuro.

Entre los muchos temas de reconocida importancia histórica desde el punto de vista social y político, hay también un caudal de informaciones y pistas, no siempre programáticas o intencionalmente expuestas, sobre la vida cotidiana cubana, las formas de hablar y vestir, las transformaciones urbanas, las sucesivas campañas de movilización (de todo tipo), los tropiezos visibles de las políticas económicas, las bondades y penurias del proceso de modernización made in URSS. Detalles prosaicos o pequeños lapsus que los informes nos dejan entrever se revelan como huellas y vestigios que, bajo la lupa del investigador, resultan igualmente preciosos. Tenemos, por ejemplo, personajes curiosos poblando el trasfondo de la escena como extras accidentales, juguetes manipulados por niños en la década de los 70 y 80, abundantes canciones de los Beatles (aunque no deseadas por el régimen) en diferentes bandas sonoras[6], modismos de época, la «última novedad» tecnológica socialista que aterrizó en la isla, entre otros muchos registros.  Todo esto para decir que, más allá de las convenciones, como la aburrida voz en off y la repetición de clichés tan típicos de este género, este noticiero es un valioso y complejo documento audiovisual, en el que podemos detectar no sólo los aspectos que trabajaremos en este artículo y que pueden ser vistos como un «eco» del discurso oficial gubernamental, sino también la crítica velada, la ironía, las intervenciones subjetivas y autorales de sus realizadores, en fin, niveles fluctuantes de subversión de los cánones impuestos por la política cultural.

El Noticiero, como vehículo fundamental de propaganda del gobierno, cumplió su función con Santiago Álvarez como director principal, quien llegaría a ser miembro activo del Partido Comunista de Cuba y, responsable de todo un departamento del ICAIC dirigido a su producción y al documentalismo. La monumentalidad de esta colección y su importancia histórica ya fueron objeto del documental Memoria cubana (Alice de Andrade e Ivan Nápoles, 2010, 71 minutos, VOSTF), que explora también el proceso creativo que marcó su elaboración. Además de los reportajes formalmente convencionales, y entre estos, muchas coberturas en las que podemos identificar huellas inconfundibles del realismo socialista[7] (como demostraremos más adelante), también hay ediciones que escapan a los estándares de un semanario cinematográfico tradicional, convirtiéndose, algunos de ellos, en cortometrajes o mediometrajes que han ganado independencia y han recorrido su propio camino en festivales de documentales, muestras y premios en todo el mundo[8].

Entre los temas que han cobrado vida propia, citamos, por ejemplo, el caso de un reportaje de 1965 sobre la represión del movimiento negro en Estados Unidos, que circuló de forma independiente bajo el título Now, con una canción homónima, interpretada por Lena Horne, como banda sonora y eje principal de la narración visual. Otra edición que se hizo famosa –antes de la antes citada– en 1963, también por su original montaje, fue la del funeral de Benny Moré. Muchas otras fueron blanco frecuente de los comentarios y declaraciones de Santiago Álvarez[9], considerado el principal responsable por aportar formatos y recursos innovadores, especialmente en el proceso de edición. Debemos recordar, sin embargo, que Santiago, aunque su reconocimiento sea bien merecido, no fue el único director que trabajó en el Noticiero. Los demás directores, lamentablemete, no siempre fueron debidamente acreditados. Manuel Pérez Paredes (que realizó 36 ediciones), Jorge Fraga y Octavio Cortázar, según Dolores Calviño, sustituyeron al fundador del NIL en numerosas ocasiones[10] .

Otros cineastas participaron de manera más puntual, en distintos momentos de la historia del Noticiero, como Humberto García Espinosa, Miguel Torres, Tomás Gutiérrez Alea, Fernando Pérez, Daniel Díaz Torres, Francisco Puñal, Rolando Díaz, Rebeca Chavez, Lázaro Buría, José Padrón, Vivian Argilagos, Luis Sánchez entre otros cineastas de distintas generaciones. Unos más «alineados», otros más «críticos», todos aportaron sus estilos personales, enfoques originales, formas inusuales de narrar -destacamos, sobre todo, el humor y la ironía que imprimieron a las ediciones, en los años ochenta, en franco diálogo con una tendencia que se expresaba también en los largometrajes y en los cambios que se producían en el ICAIC.[11]

Como ya hemos comentado en trabajos anteriores[12], el NIL utilizó a menudo estrategias para hacer del lenguaje acerca de las noticias algo más ágil y ligero, como collages, superposiciones, intertítulos con abundante explotación del grafismo, uso de caricaturas, animaciones, periódicos, panfletos, canciones, entrevistas llenas de humor con «gente del pueblo», etc. También hubo un uso considerable de material producido para la televisión y otros medios, realizado por cineastas extranjeros, camarógrafos aficionados y fotógrafos de la prensa independiente. El uso creativo de los efectos del zoom sobre la llamada foto-fija, la selección de música foránea, los recursos gráficos y la animación compensaban algunas de las dificultades de producción, el escaso equipamiento y otras penurias económicas que obstaculizaron el rodaje cotidiano a medida que se intensificaba la crisis en la URSS.

De este modo, no podemos perder de vista que estamos ante un noticiario cinematográfico que tiene claramente su sesgo de propaganda y discurso oficial, con todas las prerrogativas que ello incluye, pero que no deja de presentar, en su voluminoso y multiautoral corpus, algunos planteamientos poco ortodoxos, recursos estéticos no acordes a los cánones del lenguaje audiovisual del realismo socialista. Como en la mayoría de los documentos audiovisuales, incluso en aquellos que pretenden ser homogéneos, unívocos, en el NIL hay tensiones y «ruidos» internos, ideológicos y estéticos, que documentan también dilemas e impasses vividos en el escenario cultural cubano a lo largo de todos estos años. Dentro de los límites de este artículo volcado al realismo socialista, no nos detendremos especialmente en estos «ruidos», pero ofreceremos algunos indicios, reiterando su existencia. 

Ante el laberinto

Teniendo en cuenta todo el arsenal documental que representa el NIL, fue con gran entusiasmo que investigadores «cubanistas» de varios países recibieron la noticia de la digitalización y puesta a disposición de este fondo por el INA en Francia, tras negociaciones entre este instituto y el ICAIC[13]. Bajo la iniciativa de Nancy Berthier y Camila Arêas, varios especialistas del cine cubano fueron invitados a integrar un proyecto colectivo con sede en la Sorbona para hacer una primera prospección de este material[14] .

A partir de recortes específicos y seminarios realizados en línea durante un año, cada investigador delimitó un tema, relevó cuestiones relativas a este enfoque y elaboró una especie de «cartografía» del asunto elegido, identificando recurrencias y ejemplos paradigmáticos, que fueron analizados como «estudios de caso». Se me asignaron dos grandes temas, propuestos por los coordinadores: «educación» y «salud» en el Noticiero. La tarea de exploración y mapeo de estos ejes temáticos resultó gigantesca, dada la recurrencia de estos temas en las noticias. Además, estos sujetos también eran abordados de forma secundaria dentro de reportajes sobre otros temas, conformando un «laberinto» de posibilidades. Como todos en el equipo, hice una investigación priorizando un corte que me parecía fructífero: la relación directa de estos temas con reportajes centrados especialmente en la formación de jóvenes. El resultado de esta y otras pesquizas fue presentado en un coloquio y en un libro, ya publicado en francés y, desde hace muy poco, en español por la editorial Hurón azul[15]. Otros desarrollos de esta investigación los he ido publicando en revistas académicas de acceso abierto[16].

Esta breve introducción explica de dónde parto al abordar el tema de este artículo. La investigación sobre el NIL, que aún está en el horizonte de mis intereses (y seguramente alimentará las investigaciones de muchos otros profesionales), vino a sumarse a las investigaciones anteriores sobre el papel del ICAIC en la historia de las políticas culturales del gobierno cubano y las tensiones entre este instituto, el gobierno y los cineastas. Tras una tesis de maestría dedicada al Grupo de Experimentación Sonora del ICAIC y otra de doctorado centrada en la historia del Instituto y los debates involucrados –tanto los públicos, registrados en publicaciones periódicas y testimonios, como los presentes en las películas o perceptibles a través de ellas–, conocer la producción del ICAIC más en sintonía con la misión de ser «portavoz» del gobierno cubano ha sido una experiencia muy instigadora. Sobre todo, porque nos permite comprender, con referencia específica a la cuestión del realismo socialista, el grado de esfuerzo dedicado a adaptar el discurso y la estética a los parámetros cada vez más claros impuestos por la sovietización. A la vez, de forma similar a lo que ocurre con la adaptación de las narrativas del cine de ficción a las normas del realismo socialista, no todo se cumple ni sale perfectamente bien en la elaboración de este estilo de comunicación, hasta entonces inusual en la isla. Son precisamente las imperfecciones de este lenguaje y estética triunfalistas, los ruidos, los lapsus, las reiteraciones excesivas, las que nos revelan que este «matrimonio» –Cuba y el realismo socialista– a pesar de la apariencia armónica a primera vista, tiene tensiones que una mirada atenta puede captar, y estas tensiones nos revelan hasta qué punto la relación estuvo permeada de «momentos felices», pero también de dilemas y desencuentros.

Un sobrevuelo por la cartografía

Rastrear, en las ediciones del NIL, las huellas del realismo socialista no es nada difícil, pues abundan la estética, los patrones narrativos y todo aquello que podríamos identificar como parte de la retórica y ritualística asociadas a la cultura política comunista. La disciplinarización de los cuerpos, la consagración de un modelo de belleza y eficiencia propios del hombre nuevo son visibles, por ejemplo, en los muchos reportajes que muestran festivales deportivos y gimnasias coreografiadas (las llamadas “tablas de ginmasia”) realizadas por adolescentes y jóvenes, uniformados, en efemérides celebradas en estadios como los festivales organizados por el INDER (Instituto Nacional de Deportes, Educación Física y Recreación)[17].

La banda sonora que acompaña estas manifestaciones, sin voz en off, es generalmente de himnos y marchas revolucionarias. Niños en ropa deportiva blanca, solos o acompañados de algún equipo gimnástico (palos, cuerdas, cintas, aros) o jóvenes de músculos torneados ejecutando movimientos sincronizados y formas geométricas son enfocados en primeros planos o desde lo alto del estadio, valorando la disciplina y la exactitud de los movimientos, en esa nueva Cuba que se pretendía socialista, eficiente, militarizada[18]. Existe también el uso de coreografías para formar frases y consignas: en un evento deportivo para 28 mil profesores en el Estadio Latinoamericano, por ejemplo, los participantes, bajo la lluvia, forman con sus cuerpos la frase «Fidel. Listos para vencer».[19]

Durante la década de 1960, estos espectáculos también comenzaron a contar, en su escenografía, con grandes carteles con los rostros de Marx, Engels y Lenin, figuras que se incorporaban visualmente al panteón de héroes nacionales en celebraciones de diversa índole: desfiles, festivales, inauguraciones de escuelas[20]. Esta incorporación de los nuevos iconos socialistas se produce a todos los niveles de honor: Marx, Engels y Lenin se convierten en los nombres de hospitales, parques, escuelas, teatros, brigadas, calles, etc. También están ahora representados en carteles y pancartas enarbolados por los cubanos en las manifestaciones del Primero de Mayo y en los numerosos desfiles captados por las lentes de los camarógrafos.

También, como parte de los rituales caros a la cultura política comunista, las marchas y desfiles son abundantes y fácilmente identificables en las ediciones del Cineperiódico, así como las celebraciones a gran escala, como los Festivales de la Juventud, los congresos de la Unión de Jóvenes Comunistas, entre otros eventos organizados y/o patrocinados por el Partido Comunista o diversas entidades gubernamentales (CDR, UMC, FAR, etc.) que nos muestran la adhesión a la estética del realismo socialista, con su oda al trabajo y al sacrificio individual por la revolución y la patria[21]. Vemos desfilar de manera organizada a jóvenes y trabajadores uniformados, identificados con nombres de delegaciones, brigadas, departamentos, y llevando sus infaltables adornos «populares» como sombreros de paja, banderitas, lámparas y tazas de aluminio (recordemos a los jóvenes alfabetizadores, a quienes el Noticiero dio gran protagonismo), además de las pancartas y placas confeccionadas en cantidades industriales. Los participantes, saludando a los espectadores, aclamando a los líderes, son generosamente captados por las cámaras en grandes planos panorámicos y, en el proceso de montaje, rodeados de himnos y marchas exhortativas, reproducidos asincrónicamente en la banda sonora.

Las referencias de estos reportajes del NIL eran ciertamente las celebraciones de héroes filmadas en la URSS bajo el típico ritual del «culto a la personalidad». Hay incluso, en el cineperiodico cubano, reproducciones de reportajes soviéticos, como una edición de agosto de 1961 que muestra una gran celebración en la Plaza Roja de Moscú con el pueblo saludando a los astronautas rusos devenidos héroes nacionales (Titov y Gagarin) acompañados por Krushov y exhibiendo, en medio de la gran masa, inmensos paneles con la efigie de Lenin y los nuevos héroes de la carrera espacial[22].

Fidel en el centro del encuadre

En Cuba, abundan las escenas que exploran, de manera similar a los noticiarios soviéticos, la relación entre el máximo líder y las masas: son innumerables los planos de Fidel de pie sobre escenarios de tamaños y alturas proporcionales a las dimensiones de la celebración, enfocado en solitario, en primer plano o contraplano, tras su inseparable batería de micrófonos. Su imagen se ensambla de forma intercalada a los encuadres de la masa atenta, a veces personificada por la cámara a través de un primer plano sobre un bello semblante (generalmente femenino) o una mirada emocionada. En el montaje, como señaló Tainá Menezes, es frecuente tener de forma fragmentada estos planos conjuntos de la masa intercalados con los primeros planos del líder, de modo que el espectador no tenga una noción exacta de la dimensión real del evento y, de esta manera, pueda imaginar o amplificar su grandiosidad y el tamaño del público. Los reportajes tampoco dejan espacio en el montaje para el silencio o los tiempos muertos: hay mucho entusiasmo, manifestaciones acaloradas y palmas reproducidas a partir del sonido ambiente o, cuando no, música alegre y festiva como banda sonora. Sin embargo, un espectador atento también percibe, en medio de la secuencia que obedece al ritmo estándar del reportaje propagandístico, detalles que la cámara capta en passeant: rostros cansados, miradas aburridas, cuerpos tiritando de frío por estar bajo la lluvia. Así, las imágenes también nos ofrecen poderosos contradiscursos.

Una de las ediciones que seleccionamos para el análisis publicado en el libro Noticiero ICAIC latino-américain: 30 ans d’actualités cinématographiques à Cuba, fue la edición especial 82, del 01/01/1962, titulada «¡Cumplimos!». Ella nos parece privilegiada para ejemplificar esta relación líder-masa, pues el tono que impregna toda la narrativa es la celebración –por parte de los jóvenes– de la misión cumplida y del logro del compromiso que asumieron con Fidel de dedicarse a la erradicación del analfabetismo en toda la isla. En esta edición, más larga de lo habitual, pues dura unos 15 minutos, y recordada en otras ediciones posteriores del Noticiero[23], seguimos el desplazamiento de diferentes grupos de brigadistas diseminados por diversos rincones del país (unos 100.000 jóvenes, según el locutor) utilizando los más diversos medios de transporte posibles hacia La Habana, donde tendrá lugar una gran celebración del cumplimiento de la meta de la campaña. Ese día, un gran desfile de lo que se identifica en la locución como «el ejército más puro del mundo», y cuyas imágenes ocupan toda la parte final del reportaje, culmina con el encuentro de los jóvenes con el líder, a quien gritan «Fidel, hemos cumplido lo que te prometimos» y «Fidel, Fidel».

Después de enfrentar todo tipo de dificultades para llegar a La Habana: viajes hechos a caballo, en carretas, en la parte trasera de camiones, en trenes de carga, barcos, los jóvenes arriban a La Habana para el gran día. Hasta ese momento, la idea del sacrificio necesario que merecerá su compensación ya está configurada en la narrativa: vemos a jóvenes que ya se han sacrificado, pasando tiempo lejos de sus familias y peregrinando por pueblos muy sencillos del campo y que ahora afrontan felices, a pesar de estar agotados, algunas dificultades en el camino de vuelta (un sacrificio menor), pero que ayudan a monumentalizar la recompensa final, la redención.

Uno de los momentos punzantes del reportaje es, en la parte final de la edición, la marcha triunfal que realizan estos jóvenes victoriosos tras la «batalla ganada». El clímax, en términos emocionales, tiene lugar en un momento en el que se produce una carrera desenfrenada y espontánea por parte de ellos hacia el palanquín donde aparentemente se encuentra Fidel. La falta de disciplina, captada por la cámara en ese momento, queda legitimada por la devoción, por el «poder de atracción» que ejerce el máximo líder. Los jóvenes, filmados desde arriba, corren y gritan de emoción, mientras Fidel celebra la conquista en su discurso, llamando a todos a nuevas y heroicas batallas.

El arco narrativo descrito por esta edición mimetiza el viaje del héroe positivo, en el que los sacrificios son fundamentales para la maduración, la toma de conciencia, la eliminación de cualquier duda sobre la nobleza de la causa. Tras la superación y la victoria, llega la consagración del individuo (en este caso, el joven alfabetizador) como verdadero «revolucionario», reconocido públicamente y ejemplo de hombre nuevo que debe seguirse hacia un futuro radiante anunciado por la construcción del socialismo.

En la narrativa que presenta esta edición, tan acertadamente construida para producir un efecto épico y la debida eficacia pasional, nos llamó la atención un breve momento, antes de la parte final dedicada a la marcha triunfal, en que vemos a varios grupos de chicas brigadistas recién llegadas a La Habana paseando por algunos de los grandes almacenes tradicionales de la capital. Encantadas por las escaleras mecánicas, los escaparates, manipulan eufóricas artículos femeninos dentro del más puro entusiasmo consumista capitalista. Los recorridos por La Habana y toda la modernidad que ofrece (tiendas, cines, teatros) se muestra como parte de la recompensa de los jóvenes tras su período de trabajo. Aquí no se duda en mostrar la «costumbre pequeñoburguesa» de ir de compras y el irresistible placer del consumo: la «vieja» Cuba y la nueva sociedad siguen coexistiendo, en 1961, y el ciudadano cubano anhela la conquista material. Estas escenas revelan una mezcla de valores y hábitos “capitalistas” en el mundo nuevo “socialista”.

Apuntando a este público joven y al aspecto formativo del hombre nuevo, observamos que en el Noticiero abundan las escenas de titulación de Pioneros, pequeños revolucionarios que vemos en formaciones como soldados, todos muy arreglados y pulcros, recibiendo sus pañoletas, insignias y medallas de las autoridades verde olivo[24]. Son uno de los ritos recurrentemente documentados por el Noticiero y que suelen figurar en los registros de los grandes acontecimientos que anualmente se repiten. Otros de los eventos que aparecerán con frecuencia en estos noticiarios serán el 26 de julio, el natalicio de Martí (el héroe más celebrado de todos)[25], el aniversario de los CDR, el aniversario de la FMC, los festivales de la Juventud Comunista, las ediciones del CLAE (Congreso Latinoamericano de Estudiantes), entre otros.

En estas ocasiones es común ver a jóvenes oradores pronunciando discursos «al estilo de Fidel» y, a otras autoridades –no tan jóvenes–, siguiendo el mismo patrón del líder con una entonación “in crescendo” impregnada de “erres” y algunas pausas suspensivas o dramáticas. El mismo estilo de discurso, gradualmente emocional, presentes en las ediciones que tiene las palabras de Fidel como eje, se encuentra en los reportajes especiales que sirven para consagrar a los héroes nacionales, ya sean los del pasado (Martí, Maceo, Mariana Grajales, Mella, Frank País, etc.) o los numerosos mártires que han surgido de las luchas revolucionarias (Che, Camilo, Abel, Conrado Benítez, Manuel Ascunce Domenech, etc.).

La narrativa audiovisual de estos reportajes celebratorios de las grandes «figuras» de la historia cubana está coincidentemente compuesta por la sucesión de imágenes y la locución en off, generalmente una voz masculina pausada o un montaje intercalado con fragmentos de un discurso de Fidel (u otra alta autoridad) y un collage de fotografías y escenas filmadas del homenajeado. El ritmo del montaje, así, sigue un «crescendo» épico y conmovedor que culmina en el vértice resaltado por la banda sonora con la reiteración del legado y el ejemplo que deberían seguir las nuevas generaciones, lo que nos remite al registro anclado en el culto a la personalidad. La escenografía también participa activamente de esta estética: además de pancartas con los rostros de los mártires, en los desfiles son recurrentes los grandes paneles que conforman el telón de fondo de los escenarios de las celebraciones, compuestos por frases de ánimo, siempre firmadas por el líder que las pronunció, como «Nuestra juventud tendrá una educación sólida, conciencia bien formada y temple de acero. Fidel».[26]

Las ceremonias de graduación destacan como verdaderos espectáculos en el Noticiero, casi siempre en amplios y abarrotados teatros, grandes espacios abiertos o en gimnasios deportivos (la Ciudad Deportiva, por ejemplo). La cámara privilegia el escenario donde las autoridades se sientan en una gran mesa adornada con flores: es frecuente encontrar a Fidel y a otros personajes «secundarios» como el Ministro de Educación del momento (Armando Hart, José Llanusa, José Ramón Fernández…), u otras autoridades que convenían a la ocasión (Dorticós, Raúl Castro, Vilma Espín —en el caso de las escuelas femeninas). Las ediciones sobre las ceremonias de graduación tienen generalmente la narración conducida por el indefectible discurso de Fidel intercalado con pequeñas participaciones del locutor, quien trata de resumir algunos pasajes. Los encuadres, los movimientos lentos de cámara, los primeros planos subrayan la monumentalidad de la ocasión, que a veces culmina con un juramento colectivo de los estudiantes y una banda sonora grandilocuente[27]. El protagonismo de Fidel es evidente en estas y otras muchas ediciones, y se ve reforzado por los primeros planos de su rostro y su actuación innegablemente competente ante todo tipo de públicos[28].  Si en las primeras ediciones del Noticiero la captación del sonido en grandes lugares públicos era precaria, lo que se intentaba compensar superponiendo la voz del locutor (generalmente Julio Batista) sobre la voz lejana del líder, pronto se solucionó este problema y sus discursos, en tono «alto y claro», comenzaron a ganar más autonomía e importancia como eje narrativo dentro de las ediciones.

Además de las habituales ceremonias de graduación en grandes teatros, existen variaciones de estas celebraciones en algunos reportajes de mediados de los sesenta y que, para los espectadores, debieron resultar más creativos e interesantes desde el punto de vista narrativo. Es el caso de los rituales que marcan ciertas graduaciones y que se caracterizan por marchas y peregrinaciones que retoman determinados caminos recorridos por los revolucionarios en el pasado[29]. Al final de la caminata, los jóvenes graduados ven simbólicamente legitimado su sacrificio con la recepción del diploma en celebraciones que suelen tener lugar en la cima de alguna montaña: el Pico Turquino[30], por ejemplo. En estas ediciones, con poca locución, la cámara explora vívidamente el relieve local (montañoso) y los esfuerzos realizados por los jóvenes: espaldas sudorosas, caminos embarrados, algunos senderistas cojeando o ayudados por compañeros, pies vendados debido a ampollas, signos de fatiga, etc…

Estas graduaciones, verdaderos «ritos de paso», tenían como objetivo elevar la fuerza moral, forjar el espíritu revolucionario, rememorar la lucha en la Sierra Maestra y crear una continuidad entre el heroísmo de los rebeldes y el que se esperaba –y ya se estaba probando– en los revolucionarios del presente.

En algunos de estos reportajes se hace entrega también de distinciones del Partido Comunista a personas que han sobresalido en su formación, diploma que es ofrecido en muchos casos por el propio Fidel, garantizando así el reconocimiento oficial a esos estudiantes-vanguardias [31]. La idea del sacrificio necesario, de la entrega individual y desinteresada a una causa, muy presente en la concepción del hombre nuevo, se reafirma en esos momentos envuelta en un aura mística, cristiana, propia de las peregrinaciones y romerías religiosas. Esta aura «religiosa» que muestra el Noticiero, implicando la sacralización de rituales, líderes e instituciones, y cargando la entrega del individuo a la causa, con juramentos incluidos, formaba parte de la cultura política comunista, como atestigua el ya citado Rodrigo Patto Sá Motta (2013), y se muestra plenamente al espectador a través de las imágenes y la banda sonora.

Maravillas del mundo socialista en NIL

Al tratar de la presencia del realismo socialista y, en un sentido más amplio, de la cultura política comunista que se practica en las producciones cubanas, debemos mencionar la presencia de la URSS en las mismas ediciones del Noticiero. Esto fue mapeado por Tainá Menezes, quien verifica un auge del número de reportajes en los años sesenta, principalmente entre 1962 y 1969, directamente sobre la URSS o que involucran encuentros y visitas entre representantes de los dos países[32].

En una parte no mayoritaria de las ediciones del NIL aparecen, como ya hemos mencionado, materiales procedentes de otros medios y vehículos y, en este conjunto, encontramos algunos reportajes didácticos producidos por la URSS, probablemente para su revista cinematográfica estatal o para países de Europa del Este. En estos breves reportajes vemos propaganda de las conquistas y ventajas de los países socialistas: encuentros diplomáticos entre autoridades soviéticas y cubanas, avances soviéticos en la carrera espacial, los beneficios de equipos y tecnologías aplicadas a la salud y cirugías (como rayos X y ultrasonido), la eficiencia de la maquinaria utilizada en la agricultura, la rapidez en la construcción de edificios (escuelas, casas, fábricas) a partir de módulos prefabricados, entre otras innovaciones. Estos materiales fílmicos procedentes del extranjero no se acreditan, pero son fácilmente identificables por los claros contrastes con la producción cubana: uso de decorados de estudio, tipos humanos blancos y rubios o vestimentas discrepantes del clima cubano, entre otras evidencias [33].

Hay un discurso que impregna las dos primeras décadas del Noticiero, y es el de que Cuba entraba en una Nueva Era. Era a la que iría acompañada por países que experimentaban un rápido y efectivo desarrollo, no sólo en cuanto a industrialización y mecanización agrícola, sino en áreas como salud pública, deportes, educación, artes, etc. Prácticamente todos los logros y descubrimientos reseñados en el Noticiero provenían del mundo socialista (Cuba incluida): nuevos métodos, nuevas técnicas, nuevas máquinas. Se anunciaba así una nueva sociedad que pronto estaría libre de pobreza y atraso, gracias al socialismo. El uso de mediciones masivas para controlar el desarrollo infantil, el aforo de las estadísticas, los nuevos métodos utilizados en la detección de enfermedades[34] son algunos de los signos de esta eficiencia que llegaba rápidamente a la isla, según el discurso del NIL.

Para lograr esta rápida modernización tenemos varios informes que dan fe de las donaciones procedentes de países socialistas, como una nueva flota de taxis para dar servicio a los hospitales[35], maquinarias más modernas para las fábricas[36], o incluso técnicos e ingenieros enviados para contribuir a la industria de la construcción y otros sectores[37]. También llaman la atención las ferias y exposiciones de novedades del mundo socialista. Estas, en general, eran inauguradas por el embajador soviético en grandes pabellones y con diversos stands que abordaban temas variados, siempre en la perspectiva de proyectar un futuro auspicioso, moderno, que sacara al país del subdesarrollo.

Para realzar este imaginario de futuro o los atributos modernos de los equipos de última generación, hay, en las bandas sonoras, el uso de ruidos incidentales, música atonal, pasajes de rock progresivo, canciones de los Beatles o intervenciones de instrumentos electrificados que contribuyen al clima futurista. Algunas de estas intervenciones son extractos de grabaciones, pero hay otras que, aunque no exista identificación en los créditos, pudieron haber sido realizadas por músicos del Grupo de Experimentación Sonora del ICAIC, agrupación que acogió a varios músicos «desplazados» o sospechosos de actividad contrarrevolucionaria en 1969[38]. Una vez más, en este material audiovisual vemos, en su constitución, la «tensión» interna entre el discurso propagandístico esperado y ordenado, y la utilización, en la estrategia narrativa, de elementos indeseables según la política cultural del gobierno: música de vanguardia, atonal, no vinculada a las raíces cubanas y cargada de “influencia imperialista”.

Así, por los ejemplos vistos, pudimos destacar la amplitud de las marcas del realismo socialista en la concepción y confección de los reportajes del Noticiero, en un contexto de adopción de ese y otros trazos de la cultura política comunista. La monumentalización, la grandilocuencia, la pedagogía del hombre nuevo son evidentes en el discurso conductor (casi simpre anclado en la verbosidad de Fidel o en las distintas formas de exaltación del futuro cercano y las conquistas del socialismo ), pero también en la elección de la escenografia y la mise en scène (los cuerpos sincronizados en las tablas de gimnasia;  los ritos de pasaje para niños y jóvenes; los grandes desfiles bajo la protección de las efígies de los líderes) y en otras  estrategias de conmoción, con generoso uso de la banda sonora y grandes encuadres. Al mismo tiempo, también detectamos algunos elementos «intrusivos», sutiles a veces, como algunos lapsus captados por la cámara o disonancias que ponían en cuestión lo que era admitido o valorado por la estética oficial. Estos “ruidos” fueron responsables, en gran parte, del condimento que garantizó originalidad y creatividad a tan rico material, ahora a disposición de todos y a la espera de nuevos análisis y preguntas.


[1] Sobre los cine-periódicos realizados en Cuba antes de 1960, véase CASTILLO, Luciano, “Les actualités cinématographiques envahissent le paradis des cinéphiles!”. In:  BERTHIER, N.; AREAS, C, e PÉREZ, L. (orgs) Noticiero ICAIC latino-américain: 30 ans d’actualités cinématographiques à Cuba. Bry-sur-Marne: INA Editions, 2022, p. 28-29.

[2] MOTTA, Rodrigo P. S. «A cultura política comunista: alguns apontamentos». In: NAPOLITANO, M. et al (orgs). Comunistas: cultura política e produção cultural. Belo Horizonte: Editora da UFMG (Universidade Federal de Minas Gerais), 2013, p. 25. Mi referencia para el concepto de «cultura política comunista», que se citará varias veces en este artículo, procede de esta obra: disponible por aquí.

[3] El Noticiero ICAIC Latinoamericano fue una de las fuentes analizadas por Alexsandro de Sousa e Silva en su investigación doctoral en Historia, en la Universidad de São Paulo, en la que mapeó no sólo las relaciones entre Cuba y varios países africanos, sino también las representaciones de África traducidas en imágenes, en el Noticiero y en películas producidas en Cuba.  SILVA, Alexsandro de Sousa e. A câmera e o canhão: cinema, revolução e guerra em Cuba e países africanos (1960-1991). São Paulo: Acervus, 2022.

[4] PRADO, Giliard da Silva. Guerrilhas da memória: estratégias de legitimação da Revolução Cubana (1959-2009), Tese de Doutorado em História, Universidade de Brasília, 2013, p. 19. La versión en libro de esta tesis se titula A construção da memória da Revolução Cubana: a legitimação do poder nas tribunas políticas e nos tribunais revolucionários. Curitiba: Appris, 2018. 

[5] Tales discursos son actualmente objeto de estudio de Bruno Romano Rodrigues, en su investigación doctoral en Historia desarrollada en la Universidad de São Paulo, que lleva por título “Calendas Cubanas: História e Memória nos discursos de Fidel Castro (1959-2006)”.

[6] Abordamos específicamente este tema en un artículo elaborado en colaboración con Glauber Lacerda, investigador que también participó en el proyecto de investigación colectiva sobre el NIL. El artículo fue enviado a la revista Artcultura (Revista del Instituto de Historia de la Universidad Federal de Uberlândia), y se publicará este año. VILLAÇA, M. e LACERDA, G.B. M. “Estudo, Trabalho, Fuzil’ e Rock em Cuba: a música dos  Beatles no Noticiero ICAIC Latinoamericano (1965-1972)”.   

[7] Una buena descripción de estos rasgos en el realismo socialista soviético puede encontrarse en CAMPOS, Marcelo Dourado de. “Gorki e a engenharia da alma: o herói positivo e o novo homem soviético em A Mãe”. Dissertação de Mestrado em Letras, Universidade Federal de Minas Gerais, 2019.

[8] Hubo, incluso, una difusión informal del Noticiero en América Latina: no era raro en congresos y eventos promovidos por algunas organizaciones de izquierda, a veces de forma clandestina, la exhibición de alguna edición del Noticiero, junto a películas cubanas de ficción. VILLAÇA, M. “Cuba e a Esquerda Uruguaia: o Encontro da Olas (Organización Latinoamericana de Solidaridad, 1967) nas páginas de Marcha”. Projeto História. Revista do Programa de Estudos Pós-Graduados de História, PUC, São Paulo, v. 59, p. 309-336, 2017.

[9] Santiago comenta sus películas y su estilo en declaraciones presentes en LABAKI, Amir. O olho da Revolução -o cinema urgente de Santiago Alvarez. São Paulo: Iluminuras, 1994.

[10] CALVIÑO, Dolores. «Le Noticiero ICAIC Latinoamericano: narrateur et protagoniste», IN: BERTHIER, N. et al. Op. Cit., p.  56.

[11] Sobre estos cambios, ver capítulo 6 de VILLAÇA, M. Cinema Cubano. Revolução e política cultural. São Paulo: Alameda, 2010, p. 323-386.

[12] Citamos, especialmente, la entrada «ICAIC» elaborada para el proyecto franco-brasileño Transatlantic Cultures. Histórias Culturais do espaço atlântico, séculos XVIII ao XXI”.

[13] El convenio de colaboración entre el Institut National de l’Audiovisuel (INA) y el ICAIC se firmó en 2012, para la restauración, catalogación y digitalización de la colección NIL. Tras años de trabajo, la mayoría de las ediciones están disponibles para su consulta, previo contacto, en la página web del INA. Sus sinopsis pueden encontrarse en el mismo sitio y en la siguiente publicación: CINEMATECA DE CUBA. Bitácora de cine cubano: producciones ICAIC 1959-2017. Tomo II, vol. II. La Palma: Hurón Azul, 2019. Cabe aclarar que, en este artículo, citaremos las ediciones por su número, fecha y entre comillas, el título del segmento que fue dado durante el proceso de digitalización por el equipo del INA, con el fin de identificar los diversos temas que generalmente se suceden en una misma edición (estos títulos no son originales del material filmográfico))

[14] Los detalles del proyecto Recherche collective sur le Noticiero ICAIC Latinoamericano (1960-1990), y la metodología adoptada fueron abordados por las coordinadoras Nancy Berthier y Camila Arêas en la Introducción del libro ya mencionado: BERTHIER, N. et al. (orgs), Op.Cit., p. 5-17.

[15] VILLAÇA, Mariana.  «Éducation et santé: des priorités pour la construction de la Nouvelle Societé«, en: BERTHIER, N. eta al. Op Cit.  p. 97-119. VILLAÇA, Mariana. “Educación y salud: prioridades para la construción de la nueva sociedade” in Noticiero ICAIC: memoria del mundo. La Habana: Ed. Hurón Azul, 2023.

[16] He tenido apoyo de la FAPESP (Fundação de Amparo à Pesquisa do Estado de São Paulo) para dicha investigación bajo el Proceso 2020-1586-6 y publiqué «Saúde pública nas telas do cinejornal em Cuba: projetos, conquistas e usos políticos» en História: Questões & Debates, v. 70, p. 201-228, 2022 y junto a M. e SILVA, Alexsandro S. «As Escolas internacionalistas da Ilha da Juventude Formação revolucionária de jovens africanos em Cuba (anos 1970 e 1980)«. Varia História, Belo Horizonte, vol. 38, num. 76, jan-abr/2022, p. 779-811.

[17] En el Noticiero 80 (en adelante abreviaremos Noticiero como «Not.»), del 18/12/1961, el locutor da fe de la participación de 15.000 niños y jóvenes en el festival del INDER. A lo largo de los años sesenta, las manifestaciones gimnásticas colectivas fueron muy frecuentes. Véase, por ejemplo, el Not. 273, de 30/08/1965, sobre los «III Juegos deportivos escolares en Cuba» o, en el Not. 280, de 25/10/1965, el reportaje sobre los «Primeros Juegos Deportivos Nacionales en Cuba», con demostraciones gimnásticas bajo la lluvia.

[18] Not. 236, 14/12/1964, “Acto de fin de curso de las Maestras Makarenko”. Not. 756, “XV Aniversario de la UJC y de la UPC”; Not. 874, 13/07/1978, “Ensayo de los niños a la gimnástica”. En esta ocasión (13/07/1978), 1200 niños de los círculos infantiles ensayan gimnasia colectiva para su presentación en el XI Festival Mundial de la Juventud y los Estudiantes.

[19] Not. 222, 07/09/1964, “Discurso de Fidel Castro”.

[20] Not. 756, 08/04/1976, “XV Aniversario de la UJC y de la UPC”; Not.851, I31/01/1978, “Inauguración de la Escuela «Federico Engels». 

[21] Véase, por ejemplo, Not. 495, 11/05/1970, “Homenaje a Lenin en Cuba”.

[22] Not. 63, 21/08/1961, “Vostok II” Apud MENEZES, Tainá C. O. “Cuba et l’URSS: le rêve utopique de la construction d’un socialisme caribéen”. In: BERTHIER, N. et al. Op. Cit., p. 189-190.

[23] Not. 794, 28/12/1976, “Retrospectiva de la campaña de alfabetización”, “Museo de la alfabetización”. Not. 1053, 26/12/1981, “Aniversario de la campaña de alfabetización”. Not 1314, 01/01/1987 “Celebración del XXV Aniversario de la Campaña de Alfabetización”.

[24] Véase el Not. 281, del 01/11/1965, «Desfile de pioneros cubanos», con participación de 500 niños en la base aérea de Santa Clara.

[25]Véase, por ejemplo, el Not. 593, «Homenaje a José Martí», de 01/12/1973, que muestra conmemoraciones en la Plaza de la Revolución, referidas al 28/01/1973, el 120º aniversario de Martí. Otros ejemplos: Not. 642, 31/01/1974, “121º Aniversario del natalicio de José Martí”; Not. 691, 09/01/1975, “Homenaje a José Martí”; Not. 1267, 03/12/1986, “Velada por el Natalicio de José Martí”.

[26] Not. 431, 25/11/1968, “Inauguración del Internado en Valle del Perú”

[27] Not. 281, 01/11/1965, “Acto de graduación de maestros en Topes de Collantes”.

[28] Véase, acerca de sus performances ante las cámaras: BERTHIER, Nancy. Fidel Castro: arrêts sur images. Paris: Ophrys, 2010.

[29] Véase el Not. 327, de 26/09/1966, “Marcha de estudiantes por la ruta de Frank País” o Not. 328, 03/10/1966, “Graduación de los estudiantes en Mayarí”. En estos reportajes de 1966, Raúl Castro desempeña el papel de una especie de guía para unos 1.500 estudiantes de tres universidades diferentes que replicaron una marcha que tuvo lugar en mayo de 1958 con dirección Mayarí. Esta marcha duró 10 días, al término de la cual los universitarios recibieron sus diplomas. En el mismo hubo evocaciones a la figura de Don Quijote (tanto en el discurso de Raúl como a través de diferentes escenas de una película española). En medio de este recorrido se celebró, además, la ceremonia de iniciación de 100 Pioneros de una escuela local.

[30] Not. 284, 22/11/1965, “Graduación en el Turquino de médicos y estomatólogos”.

[31] Not.328, 03/10/1966, “Graduación de estudiantes en Mayarí”. Noticiero 767, 24/06/1976, “Marcha de los alumnos de la escuela Antonio Guiteras”.

[32] MENEZES, Tainá C. O. “Cuba et l’URSS: le rêve utopique de la construction d’un socialisme caribéen”. In: BERTHIER, N. et al. Op. Cit., p. 181-192.

[33] Not. 296, 21/02/1966, “El ultrasonido en medicina y en la industria”. 

[34] Not. 551, 30/03/1972, “Estudio realizado por el Instituto de la infancia; Not. 636, 20/02/1973, “La salud pública en Cuba”; Not. 654, 25/04/1974, “Sobre crecimiento y desarrollo de la población”

[35] Not. 492, 06/04/1970, “Alfa Romeo para los hospitales”.

[36] Not. 545, 17/02/1972, “El laboratorio farmacéutico Saúl Delgado”.

[37] A menudo estas exposiciones se celebran simultáneamente con congresos médicos o actos científicos con participación internacional, por ejemplo:  Not. 101, 14/05/1962, “La ciencia al servicio del hombre”.

[38] VILLAÇA, M. Polifonia Tropical: experimentalismo e engajamento na canção popular, Brasil e Cuba (1969-1972). São Paulo: Humanitas, 2004.