NDDV: Siempre es 26… y a veces 11

DD.HH. | 24 de julio de 2023
©Lauzán

¿Cuántas décadas pasarán antes de que los lectores cubanos puedan enterarse, por boca del dueño de la funeraria que recogió el cadáver de Abel Santamaría, de que el hermano de Haydée no había sido torturado ni a su cuerpo le faltaban los ojos? Lo mismo sucedió con los detalles sensacionalistas de la muerte de Boris Luis Santa Coloma. Fueron ellos los primeros mártires del castrismo, sus víctimas rituales, por haber sido los primeros engañados, los primeros a quienes el verdugo llevó al matadero. Santos que no alcanzaron a ver el efecto malvado de su sacrificio, apóstoles que gravitan en el limbo, entre la ignominia y la inocencia. Para seguir leyendo…