Alina Herrera Fuentes: Interviú a Roberto Carcassés / ‘Cuba es un hermoso lugar donde no podemos vivir todos los cubanos’

DD.HH. | Música | 12 de enero de 2024
©Carcassés en un concierto / Sadam Sánchez

Un lunes en la tarde recibí un mensaje de mi hermana, desde Cuba, avisándome que Roberto Carcassés tocaría a las 4:00 p.m. en el Negra Tomasa de Madrid. Yo andaba de visita en la ciudad y, de paso, podría encontrarme con amigos muy queridos. 

En cuanto llegué, sentí el abrazo de las notas de Somos novios ocupando todo el espacio junto a la bruma rojiza de las luces. Una delicia. Roberto ya hacía su magia con el piano en compañía de la voz redentora de Lidia María. Durante el primer receso le pedí una entrevista que aceptó inmediatamente. Dos días después nos dimos cita mientras me encontraba con una amiga (Adriana Fonte) quien fue invitada ipso facto a la conversación. A las 3:12 p.m. estábamos sentadas con Robertico en uno de los bares cercanos a La Puerta del Sol, grabadora y vino mediante.

Era la primera vez que platicábamos, pero el hecho de vernos en tantas idas y venidas de Interactivo durante veinte años nos hacía muy cercanos. Propuse desmarcarnos del esquema entrevistado/entrevistadora y conversar entre los tres. Sin pautas ni fronteras, yo movida por las ganas de saber de él y del futuro de Interactivo; pero todes con el deseo de hablar de los temas acuciantes que conciernen al país que nos une. También del llamado “efecto migración” que, en común, nos atravesaba.

Alina Herrera: ¿Cómo te ha tratado Madrid? Vamos a empezar suavecito (risas).

Roberto Carcassés: Súper bien, conozco aquí a mucha gente. Estoy quedándome en casa de un amigo y estoy haciendo todos los trámites para regularizarme y… bien, trabajando, haciendo todo lo que se pueda: contactos y preparando cosas para el verano.

Alina: Cuando viniste ¿ya tenías pensado qué hacer con Interactivo?

Roberto: Interactivo es lo que hemos estado haciendo aquí, ya hemos hecho cuatro shows desde que vine a vivir a España. Un par con William Vivanco en el verano, uno en Canarias y otro en Huelva; también el show con Laurita de la Uz y Héctor Garrido. El festival en Canarias; dos en Madrid; uno en Galileo y otro en Clamores, con gente que no son originales de Interactivo, pero que conozco de antes como Leonardo Ángel en la batería, José Raúl que tocaba el bajo conmigo en Cuba y también con mi papá; y otros que he conocido aquí: Lidia María, Emilio Ibáñez, Roque Martínez, o Víctor Navarrete que trabajaba conmigo y con X [Alfonso] cuando éramos adolescentes. Interactivo es eso, la gente puede cambiar porque ese es el concepto, aunque los primeros rostros sean los que más se conocen (William, Yusa, Telmary).

Alina: Interactivo también es el reflejo mismo de la sociedad cubana, en la movilidad física, de estar, de no estar, y regresar….

Roberto: Sí, puede ser cualquiera en realidad porque música cubana y músicos cubanos hay en todas partes, y ahora lo que hay en Madrid es increíble, [cantidad] de músicos cubanos viviendo aquí, de tremenda calidad. Es algo que no es usual. Aquí siempre ha habido músicos cubanos y ha habido gente que ha emigrado a España, pero lo que ha pasado después del COVID y la situación en Cuba ha sido y está siendo masivo.

Alina: ¿Tienen lugares para ensayar? ¿Dónde se encuentran, cómo se reúnen, cómo es ese proceso de rearmar Interactivo?

Roberto: Sí, sí, ensayamos en locales que hay aquí para eso y estamos componiendo también, haciendo música nueva…

Alina: Cuando viniste para acá ¿dejaste algún disco?

Roberto: Bueno, hicimos el disco por los 20 años de Interactivo, que se lanzó en la Fábrica [de Arte Cubano], sobre un concierto que se hizo allí buenísimo. Ese audiovisual lo hizo Bis Music y lo han puesto en Cuba en la televisión, algunos fragmentos. Ahora estamos ya en lo que sería lo nuevo. Alejandro Gutiérrez ha hecho cosas conmigo aquí también, y así… todo es parte de una misma cosa.

Alina: Pero además de esos cuatro shows que mencionas con Interactivo, ¿te has presentado o has acompañado a otros artistas?

Roberto: Estoy tocando aquí en La Negra Tomasa con Lidia María, una de las cantantes que trabaja conmigo. Lo estamos haciendo por las tardes, algunas veces, y estuvo mi papá también hace poco. Hicimos un concierto en el Berlín, en El Sótano, en la jam que hace Roque Martínez; y con Roque hemos hecho tremenda química también, con Pedro Pablo, Yelsy Heredia, Caramelo, con toda esa gente me he encontrado. Hace poco se hizo el homenaje a Pablo Milanés en la Casa de América, yo toqué, tocó Melón, José María Vitier, Liuba María Hevia, Víctor Manuel, Ana Belén, Carlos Varela, Frank Delgado, fue lindísimo.

Alina: Cuando te presentas ¿percibes que la comunidad cubana asiste bastante?

Roberto: Sí, en el último concierto que hicimos en el Clamores, hubo gente que me dijo que se sentían como si estuvieran en el Bertolt Brecht, me decían “volví a sentir que estaba en Cuba”. 

Alina: Ayer, cuando conversaba con Kumar, me decía que la comunidad cubana se mueve mucho por la nostalgia, que va a los conciertos por la nostalgia, ¿crees lo mismo?

Roberto: Sí, sí, nosotros hacemos canciones de Interactivo que son emblemáticas como Que no cierre el clubNo money, y la gente se identifica mucho con eso, es algo emocional. El cubano siempre lleva esa emoción.

Adriana Fonte: Y aún así, ¿sientes que llegas a la comunidad de españoles?

Roberto: Sí, también, poco a poco. Aquí hay gente que sigue a los músicos cubanos, a veces son muchos cubanos, pero también hay muchos peruanos, argentinos, latinos en general, que siguen la música cubana y están yendo a nuestros conciertos. Lo que pasa es que eso lleva un poco de tiempo, porque Interactivo no es un grupo que se conoce aquí realmente. Más allá de que estoy haciendo eso y a la vez mi trabajo de piano solo, trío, cuarteto, estoy abierto a todo eso. Los músicos cubanos se llevan muy bien, nos queremos mucho y todo el mundo se respeta y se ayuda. Siempre hay grupos y gente que no, pero la oportunidad de estar aquí y no estar en Cuba es precisamente que hay muchas posibilidades y tú mismo te puedes abrir camino. En Cuba se hace difícil ya eso, realmente. Casi imposible.

Alina: También porque cada vez hay menos músicos, es un problema que no se puede seguir tapando.

Adriana: Y la gente empezó a tocar en bares, como el Ecléctico, pero el mercado se empezó a cerrar…

Roberto: En Cuba se rompió toda la institucionalidad. Todo está ya muy polarizado. No solo en Cuba, pasa en el resto del mundo también. Pero en Cuba, como es un país en tan malas condiciones, todo eso se expresa.

Alina: Eso mismo del nuevo mundo de lo privado, que los tiempos y montos de pago son otros respecto a la burocracia institucional cubana con los músicos y sus obras, va erosionando la posibilidad de que los músicos cubanos se desarrollen en su propio país…, ¿te viste en esa situación? ¿Eso lo has logrado reemplazar aquí? Sé que es muy poco tiempo, pero ¿ves esa posibilidad? ¿[Irte] fue una buena decisión?

Roberto: Sí, totalmente. Yo me fui de Cuba queriéndome ir de Cuba, cosa que nunca pensé que me iba a pasar. Eso no quiere decir que no quiera volver a Cuba, trataré de volver siempre que pueda, sin dejar de decir lo que digo y sin dejar de hacer lo que hago, pero realmente he tenido que irme.

Alina: Te habían cerrado las puertas, Robe, fui (y fuimos) testigos aún desde la distancia…

Roberto: Sí, sí, la censura ya es ridícula, la represión…

Adriana: Es que lo que dijiste en F.A.C. nadie lo había hecho, ¿siguió la peña después de eso?

Roberto: No, ya habíamos terminado la peña en el Bertolt Brecht. Después de eso de F.A.C., volvimos a tocar creo que una vez más y ya. Recuerdo que una vez al Brecht fue Iván Camejo, que vive en Miami y yo dije “aquí está Iván Camejo” y lo saludé. Le pregunté “no quieres hacer nada” y me contestó “no, no, porque yo una vez me subí en un concierto de David Torrens y empecé a hablar y a hacer chistes y todo el mundo me miraba diciendo ‘mira el gordo este desagradable ahora haciendo chistes y me ha cortado el concierto por la mitad’ (risas). Todo ese cuento lo hago por el micrófono en el Brecht y le digo “bueno, Iván, igual, bienvenido. Patria y vida, patria o muerte, y libertad”. Al otro día la presidenta del Instituto [Cubano] de la Música, la gente de mi empresa, todo el mundo reunido conmigo. Realmente una falta de respeto. Y una de las cosas que les dije cuando me dijeron que cómo yo iba a decir eso en un lugar así, fue “ustedes no son los dueños de los lugares, ustedes son administradores públicos, eso es de todos nosotros, lo público en Cuba es de todos nosotros, ustedes no son los dueños, simplemente”.

Entonces ya, me fui del Bertolt Brecht. El audio estaba en candela, las mesas, las sillas, no había cerveza, no había nada, y para colmo sigue igual. Igual de decadente e igual de mal. Entonces, no se puede nadar contra la corriente. Me cancelaron varios conciertos, después toqué en el Fangio. Allí estuve un tiempo tocando de lo más rico. Hay dos o tres lugares en La Habana para tocar, y lugares que abren, y lugares que cierran, pero tú sabes…, el peso está muy alto (risas).

Adriana: Me pregunto si se vive de la música aquí en Madrid… 

Roberto: Eso es algo muy general, no puedes responderlo como algo general.

Adriana: Pero, por ejemplo, ¿tú solo estás haciendo cosas relacionadas con la música?

Roberto: Yo sí, pero estoy en proceso de regularización de mi estatus, en este caso estoy con mi esposa, que está regularizada porque ya es española; cada cual tiene una situación específica en cuanto a los papeles. Es muy difícil generalizar. Hay gente que trabaja en la música y en otras cosas, que hacen Uber, o que trabajan de camareros, o de lo que sea porque eso está bien. También hay épocas en el año en cada país, hay momentos en que hay más trabajo para los músicos que en otros. Por ejemplo, fin de año, enero y febrero, son épocas un poco más complejas. En cambio, en primavera y verano son los festivales, y muchos más lugares abren al público. En Ibiza, en Canarias o aquí mismo en Madrid o en Barcelona, hay lugares que solo funcionan en verano. Entonces hay más trabajo para los músicos. Aunque siempre sale algo.

Alina: ¿Qué te llama la atención del escenario musical que se mueve en España y que no es solo español?

Roberto: Madrid es un centro cultural ahora mismo importante mundialmente. Lo es significativamente para Europa. O sea, siempre lo ha sido, pero ahora más.

Alina: ¿Te ha llamado particularmente la atención alguna tendencia, algo que veas que esté surgiendo, algún movimiento o sonoridad novedosa?

Roberto: Ahora mismo todo el mundo está viniendo, todos los grandes músicos del mundo vienen a tocar en España. Vienen en verano, vienen en invierno, y aquí hay gente viviendo ya, como Cucurucho, está Joao del Monte también…

Alina: ¿Y al revés? ¿Sientes que todavía se conserva algún interés por lo que está sucediendo musicalmente en Cuba? Ahora que estás instalado en el afuera, ¿percibes ese interés?

Roberto: Ahora mismo la música urbana es lo que más interés genera a gran escala, pero bueno la música cubana y lo que tiene que ver con Cuba siempre ha sido aquí parte de la vida de este país, toda la vida. Aquí en Galicia vivió Machín, que fue un gran cantante cubano que nadie conoce en Cuba, y se hizo famoso viviendo en España. La música cubana y los músicos cubanos siempre han sido parte del entorno en España.

Adriana: ¿Y tú crees que, más allá de la crisis inmensa que hay en el país, la música cubana sobreviva?

Roberto: No tiene siquiera necesidad de sobrevivir. La música, el arte en general, las cosas que son valiosas, siempre están pasando. La creatividad de los artistas siempre está en movimiento y más en los momentos de crisis. En los momentos de crisis es cuando tú generas pensamientos, ideas, música…

Alina: Así es, totalmente de acuerdo.

Adriana: Yo estuve hablando con Yosvani Terry, que es un maestro de maestros…

Roberto: Ese es un hermano mío desde la niñez, de mi generación. Yosvany y yo teníamos una agrupación que se llamaba Columna B y ese grupo era Dafnis Prieto, Yosvany Terry, Descemer Bueno y yo. 

Adriana: Bueno, él me decía que estaba preocupado por el estado de las escuelas de arte, de los músicos…

Roberto: Yosvany estuvo en Cuba en enero pasado y fuimos a las escuelas de arte, dimos clases y tocamos [en las escuelas]. Y es verdad que, incluso teniendo el internet a la mano donde está toda la información, hay cosas que los estudiantes no saben, no conocen, que en la época en que nosotros estudiamos tú tenías que saber perfectamente: quiénes eran todos los grandes músicos del jazz, Charlie Parker, o Benny Moré, y mucha gente no sabe quién es Chucho Valdés en las escuelas. 

Adriana: Como yo trabajé en el archivo de AM:PM, leí el fragmento de tu novela inédita, entonces, quería preguntarte por el Robertico escritor, que se sabe poco de él.

Roberto: Yo escribí esa novela y no la he publicado. Tengo intenciones de publicarla este año. Estoy en conversaciones con una casa editorial que posiblemente la saque.

Alina y Adriana: ¡Esto es primicia! (risas).

Roberto: Sí, sí es primicia. Pero con ellos o no, igual la saco el año que viene. Ya tiene todo el proceso de revisión y portada. Me hizo la revisión Alejandro Arango, el arte es de mi papá; la corrección, Natasha Bolívar, la hija de Natalia Bolívar. Entonces estoy muy contento con el resultado, pero no se puede crear expectativas…

Adriana: …porque es una caja de sorpresas.

Roberto: Pero bueno, [algunos] escritores que la han leído me han hecho recomendaciones muy importantes que me han servido, como Wendy Guerra, Radamés Molina…, y estoy contento con el resultado porque es el primer libro que voy a sacar.

Yo escribo así esporádicamente. Cuando me senté a escribir la novela había escrito mucho mentalmente. O sea, cuando por fin se me organizó la estructura de lo que quería, fue que me senté a hacerlo. Escribo pensamientos y cosas que me vienen a la mente, ideas que después se pueden convertir en una canción.

No obstante, cuando me senté a escribir había pasado todo lo de la tribuna, lo de la censura y fue que me dije que tenía que hacerlo. Es una novela de ficción, pero muy autobiográfica en el sentido de que el personaje principal se parece mucho a mí.

Alina: Lo que está diciendo Roberto Carcassés es “no daré avances, lean la novela” (risas).

Roberto: Igual es ficcionado. Después de eso fui a Miami, fui al programa de Juan Manuel Cao, con Interactivo, con Francis [del Río], y allí pasaron cosas que también tienen que ver con el contexto político de Cuba. Es decir, todo eso se ha registrado de alguna forma en varias entrevistas, y hay muchas otras cosas que no cuento en el libro. Cosas que pasaron después, que siguen pasando porque lo que escribes en este momento está dialogando constantemente con lo que ha pasado y pasa en Cuba. Sigue siendo vigente todo lo que uno cuenta.

Adriana: Bueno, yo no viví el Período Especial, pero la situación de ahora es crítica.

Roberto: Lo de ahora, económicamente, es tan malo como en el Período Especial, pero en aquellos tiempos yo tenía 20 años, y mi generación (X Alfonso, Descemer Bueno, Yadam González, Yosvany Terry, Kcho) es gente que tienen una obra y una importancia en lo que es la música, el arte, y son todos mis hermanos, mis grandes amigos. Pero veinteañeros todos, estábamos en Cuba y sentíamos que podíamos ser creativos y hacer cosas estando en Cuba. Ahora no, los muchachos de 15, 20 años, lo que quieren es irse, es lo que tienen claro. Entonces es muy diferente en ese sentido. Se perdió la magia, todo se ha vuelto mediocre. Ya no hay argumentos para mantener lo que está pasando en el país.

Todo el que ha crecido en ese proceso en algún momento ha creído en paradigmas, en algún momento ha apoyado esas ideas o utopías colectivas, pero de la manera en que está ocurriendo no tiene cabida. Es un proceso muy personal para cada cubano, descreer ha sido un trauma nacional, los que viven dentro, fuera, los que están, los que no.

Adriana: Además, esa cosa de irse de Cuba pero llevarse a Cuba a todos lados…

Roberto: Porque lo que pasa con Cuba es que Cuba es un hermoso lugar donde no podemos vivir todos los cubanosY eso está mal. 

Alina: ¿Dónde y cómo se ve Roberto Carcassés en cinco o diez años?

Roberto: No sé bien dónde me veo en el futuro. Me gusta mucho tocar y ser creativo, así que estaré donde se me dé esa oportunidad lo más seguido posible.

***

Cuarenta minutos completaron la conversación. Roberto se despidió con mucho cariño, con una sonrisa amplia y con la premura de acudir a obligaciones familiares y laborales. No obstante, dejó sobre la mesa ideas, reflexiones, sentipensares que nos conmueven más allá de la música. La voz de un cubano tan auténtico, talentoso y avezado tejió muchos hilos en común con el pálpito de una nación que quiere, necesita, sobrevivir a su propia crisis y que, sin dudas, conecta con toda aquella persona que se sienta hija de la “isla milagrosa”.

Publicación fuente ‘AM:PM’