Celia Irina González Alvarez: Lagunas volcánicas y vegetaciones alucinógenas. El desastre para pensar en futuro

Archivo | Artes visuales | 8 de marzo de 2024
©Mary y los hombres lagartos de Camila R. Lobón

Como artista, mujer, nacida en los ochenta en un sistema totalitario, cuatro años antes de la caída del campo socialista, reconozco el miedo como parte de mi vida, un miedo construido por décadas, tanto que se pierden los puntos de referencia, se olvida a qué se le teme pero insiste ese sentimiento. El miedo, la cautela, la espera, las obras en respuesta al trauma, han estado presentes en la escena del arte nicaragüense y cubana, y es que las revoluciones en ambos países se han sostenido con historias de terror. ¿Qué hacemos los artistas herederos del terror ante discursos totalizantes a través de la obras? Aquí me interesa atender dos obras que pretenden reubicar narraciones, afectos y conceptos: Mary y los hombres lagartos (2019) de Camila Lobón, artista cubana, y Piedra dulce (2018), de Darling López, artista nicaragüense. Serán dos artistas: mujeres, jóvenes –nacidas post-Guerra Fría–, decididas a responderle a la autoridad de Estados totalitarios, las protagonistas de este ensayo. Intento discutir la nación –Cuba y Nicaragua– y los conceptos totalizantes que la sostienen a través de las metodologías propuestas por estas obras –la fabulación especulativa y el ensamblaje– como posibilidades para pensar en futuro, mirando al lado más que hacia delante.

Fabulaciones especulativas. Villa Laguna y los hombres lagartos

En los últimos tres años Camila Lobón se ha dedicado a escribir y dibujar historias, a diseñar sus propios libros de cuentos. En principio parecieran fábulas para niños, historias de animales con una moraleja al final. En parte es así pero Camila ha dedicado sus libros a la familia, primero al hermano y luego a la abuela. Ha sido la forma encontrada por la artista para explicar el futuro a su hermano pequeño y procesar el pasado político y afectivo de su abuela. Fabular para lidiar con la historia y el futuro de una familia estatalizada, intrínsecamente ligada a la historia del Estado, ha sido la metodología de trabajo de Camila y la posibilidad de salirse de la ficción totalitaria producida durante décadas hasta convertirse en verdad. Mary y los hombres lagartos es la historia familiar fabulada teniendo como protagonista a la abuela. Camila es diez años más joven que yo y lo ha entendido antes, la familia ha sido constituida por el proceso revolucionario.

Mary vivía en la Villa del Lago, ahí crecían flores mágicas que hacían que todos sus habitantes fueran felices: «En la villa del lago crecían mágicas flores cuyo néctar contagiaba de una alegría incontenible a sus habitantes y les hacía bailar, cantar y declamar hermosos poemas». [1] El mejor amigo de Mary era Cabeza de Nube, él hacía llover ayudando a que las flores crecieran. Sin embargo, los Señores Tortugas obligaban al resto de los habitantes a entregar sus flores, habían enloquecido de tanto comerlas y muchos estaban descontentos con su reinado. Un día llegaron los hombres lagartos para salvar a los habitantes de la Villa del Lago de los Señores Tortugas. Los hombres lagartos desterraron a Señores Tortugas y Mary fue a avisar a todos, comenzarían años de felicidad. Los hombres lagartos prometían un futuro de justicia y todos estarían a salvo, no permitirían que los Señores Tortugas regresasen.

Mary se integró al proyecto de los hombres lagartos para contribuir con el futuro soñado, enseñaba a los habitantes del Villa del Lago a leer para que las hazañas de los hombres lagartos fueran conocidas por todos. Pronto se enamoró de un hombre lagarto que se convirtió en su esposo. Un día los hombres lagartos prohibieron sembrar flores mágicas, la justificación era que las flores eran una tentación que haría regresar a los Señores Tortugas y, además, el baile y el divertimento distrairía a los pobladores de Villa del Lago. Eran momentos de vigilancia y seriedad, había que ocuparse de la seguridad, no podían permitirse la desconcentración que provocaban las flores. A partir de ese momento las flores serían controladas por los hombres lagartos y los habitantes se dedicarían a vigilar ante los posibles ataques del enemigo. Cabeza de Nube se retiró luego de la desforestación y Villa del Lago comenzó a convertirse en un sitio seco y pantanoso.

Mary tuvo dos hijos pero su esposo hombre lagarto fue enviado a la guerra para llevar la justicia a otras tierras lejanas. Regresó de la guerra muy enfermo y murió al mismo tiempo que comenzaba una larga hambruna en Villa del Lago. Sin flores mágicas, ni lluvia, el suelo se hacía estéril y muchos habitantes decidían abandonar la Villa en pequeñas barcas. Quienes se atrevían a protestar eran borrados por los hombres lagartos.

Un día Mary se cansó y decidió ir donde las flores eran acumuladas a pedir explicaciones a los hombres lagartos, descubrió que ellos se habían estado comiendo las flores entregadas por los habitantes y decidió contarle a todos. Nadie la escuchó, estaban demasiado ocupados vigilando a posibles enemigos. Mary decidió regresar a su antigua casa de la infancia con sus hijos para mantenerlos a salvo y rogó a Cabeza de Nube que volviera con su lluvia, las flores volvieron a crecer al regreso de su amigo pero ya nunca más fueron mágicas. «Desde entonces Mary se quedó allí. Y envejeció, contando a sus nietos sobre los tiempos de magia y esperanza que alguna vez se vivieron en la villa del lago». [2]

Fabular la historia, especular sobre el futuro en el totalitarismo, eso hace Camila Lobón en Mary y los hombres lagartos. Lobón se acerca a la vegetación, una mágica, para referirse a aquello perdido, anhelado, a la contraposición solemnidad vs diversión/baile/risa; sacrificio vs autocuidado, cuidado del otro; patriarcado heroico vs miembro de la familia; nación vs afecto; guerra vs hogar; futuro prometido vs presente armonioso. Fabular es su estrategia para pensar en la historia de la nación a través de una más importante, la familiar, la contada en la intimidad del hogar por la abuela, se trata de ese cuento doméstico, tantas veces escuchado en la cocina, donde hablan las mujeres. Allí donde las sostenedoras del hogar se atreven a recordar/contar aquello que no debe salir hacia el ámbito público. Porque son las mujeres las encargadas de resguardar las historias vergonzosas de la familia, son ellas quienes se conceden la oportunidad de no ser estrictas, autoritarias, en busca de una coherencia moral impoluta, exigida por el ámbito público, en el caso del totalitarismo, por el Estado.

Mary –María del Carmen Galdós, la abuela del cuento y de Camila– se casó con un hombre lagarto, un militar, porque se enamoró. El hombre lagarto y Mary fueron cómplices y víctimas del terror implantado en la Villa del Lago. A ellos se les pidió sacrificio, ser héroes, mártires, ser vigilantes, pensar en el otro como enemigo, acusar, reprimir, ser intransigente ante el disentir, adoctrinar. Al mismo tiempo, Mary sufrió la migración de quienes no encajaban en el proyecto político: Cabeza de Nube temió por sus hijos, perdió a su pareja, desconfió de todos y desconfiaron de ella. Quienes hemos experimentado el totalitarismo, hemos sido por fuerza victimarios a la vez que víctimas, es esa la exigencia para la conformación del hombre nuevo: sacrificio e intransigencia (Todorov 2017, 21). On the Subject of The Void (2008) del artista y ensayista ucraniano Ilya Kabakov es también un intento de contar el totalitarismo desde la fábula, de traducir una experiencia vital a una historia.

©Portada de Mary y los hombres lagartos, de Camila R. Lobón

¿Por qué utilizar la fábula como estrategia narrativa para contar la experiencia totalitaria? La fábula es una posibilidad para pensar en futuro y, para, desde la distancia que ofrece el personaje no humano, volver a narrar lo que posiblemente ya se ha descrito, incansablemente, haciendo uso de recursos que producen efectos de «realismo», sin que ello haya sido suficiente para lograr empatía. Permite también la fábula, pensar desde el presente, no el futuro prometido a través del sacrificio, no en el pasado aterrador propiciado por el Estado. Camila nos propone pensarnos hoy.

Es la regeneración vegetal, aunque dañada de forma permanente, la que apunta a un futuro de cierta esperanza en la fábula especulativa de Camila. Es la incapacidad para sostener una relación recíproca con la naturaleza lo que lleva al colapso a Mary y al resto de habitantes de la Villa de la Laguna. La magia se producía en ese ensamblaje con la vegetación y con el agua, fue el deseo de control total lo que rompió esos cruzamientos armoniosos. Propone Camila un futuro de cohabitación con otras especies ante los efectos del terror; en el caso de Villa Laguna, en dependencia esencial con las floraciones: «(…) the consequences of the freedom struggle bring the lasting knowledge of how to murder each other, not just the invader, as well as how to recollect and perhaps relearn to flourish in the face of this history». (Haraway 2016, 121 [énfasis de la autora]).

Ensamblajes: lagunas volcánicas y fósiles urbanos

Piedra Dulce, un ensamblaje de 2018, fue producido por Darling López con un adoquín fosilizado y agua contaminada del lago Xolotlán. Unos mililitros de agua contaminada ocuparon el espacio de uno de los hoyos fosilizados del adoquín. Las revoluciones son como lagunas volcánicas –dice Darling López–, primero hay contención de larga duración y luego explotan sin previo aviso:

(…) hago un símil entre el proceso de formación de las lagunas volcánicas y los procesos revolucionarios. Las lagunas cratéricas se forman por un proceso de muchos años pues, de una explosión de un volcán queda el hueco y se forma la laguna después de muchos años de lluvia porque no hay filtraciones y son prácticamente como posas, como aguas estancadas y a partir del agua viene creciendo la vegetación, la fauna y se vuelven lugares bellísimos. [3]

El lago Xolotlán de origen volcánico, contaminado por decisiones políticas, se ha convertido en una de las promesas nunca cumplidas de las campañas presidenciales nicaragüenses. El Xolotlán ha sido durante décadas parte de una disputa por el poder político, interrumpiéndose su vida ecológica con estrategias de discursos administrativos. Es probable incluso que el cuerpo de Sandino, al igual que el de los otros que debían desaparecer, haya sido lanzado al lago.

Los adoquines, por su parte, a diferencia del lago, fueron intencionalmente producidos y colocados en las calles de Managua por el presidente Somoza [4], también respondiendo a una estrategia política. Luego, durante la revolución sandinista, fueron convertidos en proyectiles y piezas de barricadas, quedando el adoquín en el discurso nacional del lado de Sandino. Sin embargo, las manifestaciones cívicas iniciadas en abril de 2018 en Nicaragua descentraron los símbolos de Estado y el adoquín fue utilizado como proyectil contra el Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN) [5]. Darling López decidió recolectar algunos de esos adoquines sueltos luego de que fueran parte de un enfrentamiento civil de forma efectiva y simbólica a la vez. Algunos parecían fósiles por lo erosionado que estaban y, más que a objetos industriales, comenzaban a asemejarse a piedras volcánicas.

La ruina arquitectónica, económica, de cuerpos y espacios físicos ha producido encuentros extraños (Tsing 2015). En Piedra Dulce Darling López asume el ensamblaje como una posibilidad ante la vulnerabilidad provocada por el desastre social y ecológico: los acontecimientos de abril de 2018 y el agua contaminada, durante décadas, del lago Xolotlán. El concepto assemblage es útil para Ana Tsing, antropóloga norteamericana, para pensar en la conformación de comunidades ecológicas. Se refiere no simplemente a organismos reunidos sino, sobre todo, a formas de vida que surgen del propio ensamblaje: «For living things, species identities are a place to begin, but they are not enough: ways of being are emergent effects of encounters» (Tsing 2016, 23). El ensamblaje deviene un método para revitalizar la intersección entre economía política y estudios ambientales, pensando en las yuxtaposiciones provocadas por el capitalismo entre seres no-humanos (Ibíd.). Esas posibilidades de intersección ubican al assemblage como un camino conceptual a ser profundizado para reflexionar sobre la construcción de nación en Nicaragua.

Es la revolución sandinista aquello venido del pasado, que se niega a ser restituido, la imagen incurable de la nación. Estoy pensando aquí una revolución como imagen de pensamientos, no como hecho histórico y no como cualquier imagen sino que como una que se niega a ser curada, remediada. (Elhaik 2016)

Piedra Dulce propone conceptualizar esa imagen como una hallazgo arqueológico venido del futuro que acoge a la vez que lucha con la extrañeza de la historia nacional: «There is, indeed, no point in flogging a dead horse: today, nationalism´s alleged doubles, cosmopolitanism and its ethno-politan avatars, are no longer useful conceptual points of departure» (Elhaik 2016, 169). La tarea de las artistas aquí atendidas coincide, se trata de la búsqueda de nuevos puntos conceptuales de partida ante imágenes-incurables conformadas bajo presupuestos nacionalistas, culturales o políticos que hace mucho dejaron de ser útiles para pensar en futuro. Pensando en la imagen-incurable como: «(…) [The] intensive sites of repetition where borders have historically been erected where encounters ought instead to have been cultivated» (Elhaik, 2016, 12).

Piedra Dulce es un intento de turbulencia ante las imágenes-incurables que conforman la constelación conceptual de lo nicaragüense. Si las imágenes-incurables son sedimentos culturales, históricos y políticos de la nación, Piedra Dulce es un síntoma del futuro presentado en forma de fósil, fosilizado desde su nacimiento. El futuro fosilizado contiene la legitimidad de un hallazgo arqueológico y la potencialidad de lo que aún no ha sucedido. «This is another mode in which the future tense discloses its symptomatology of the incurable-image: as a form of life always swollen with untimely futures which struggle, passively or actively, with historicist and culturalist interpretations and phenomenologies» (Elhaik 2016, 177).

El desastre como punto de partida

Para Darling López y Camila Lobón desastre natural y desastre social no solo se asemejan sino que andan juntos: lago contaminado y protestas de 2018, revolución de 1959 y desforestación –ficcionada o real– aparecen ambos tipos de desastres conectados en un continuum de efectos que hace que no se pueda hablar de ecología sin acontecimiento social. «The most convincing Anthropocene time line begins not with our species but rather with the advent of modern capitalism, which has directed long-distance destruction of landscapes and ecologies» (Tsing 2016, 19). Ana Tsing, nos incita a asumirnos en el lugar de la precariedad más que en el del progreso para pensarnos como seres vulnerables que necesitan de la colaboración con otras especies para la sobrevivencia. Esto, mirando hacia el lado más que hacia adelante, apartándonos de la lógica lineal de la historia del progreso moderno.

Las ecologías comienzan a formar parte de la historia social de la nación, se vuelven activamente políticas, zonas de arranque para imaginar puntos conceptuales de partida. La historia «terrana» y la historia humana, fabulaciones especulativas y realismos especulativos, deben contarse juntos para pensar en una reformulación conceptual dirigida al futuro: «(…) Actual players, articulating with varied allies of all ontological sorts (molecules, colleagues, and much more), must compose and sustain what is and will be» (Haraway 2016, 42).

Las relaciones estatalizadas son sostenidas por la demanda de sacrificio e intransigencia para la conformación del «hombre nuevo», del ser humano ideal, uno histórico; capaz de corregir a través del cientificismo las debilidades producidas por la naturaleza (Todorov 2002, 21). «Terror is not an optional feature but a basic and integral part of totalitarian societies» (Ibíd. 34) y es bajo el terror normalizado que son producidas fabulaciones especulativas y ensamblajes como métodos, procesos y prácticas.

Camila Lobón y Darling López acuden a objetos fosilizados, lagunas volcánicas, floraciones alucinógenas como puntos de partida conceptuales útiles para pensar en futuros (Haraway 2016); a la vez que critican y aprenden de las imágenes-incurables producidas por la ciencias sociales, la historia nacional y la política cultural (Elhaik 2016). El acontecimiento social y la historia «terrana» en cruzamiento de formas y afectos sostiene una narración fuera del discurso totalizante impuesto tanto por el Estado como por la producción de conocimientos que exige parcelas delimitadas que nieguen la posibilidad del «assemblaje» entre campos: “(…) assemblage workers have taught us, the external logic of assemblages differ from the internal logic of totalities” (Elhaik 2016, 3).

Las narrativas totalizantes son patriarcales, verticales; son muros de historias, regresando a Elhaik. Las imágenes-incurables viven a la sombra de esos muros. El lodo es el lugar donde se propician narraciones multiespecies, fabulaciones especulativas femeninas, según Haraway, ruinas y desplazamientos que propician encuentros extraños –siguiendo a Tsing–, zonas de turbulencias, ensamblajes, imágenes de pensamientos, pero ¿qué hacer cuando esas pequeñas turbulencias útiles para descentrar discursos totales o imágenes incurables, son producidas bajo el terror en Centroamérica y el Caribe? ¿Cómo volverlas efectivas, activas, en territorios inhóspitos, donde la obra de arte ha perdido cualquier posibilidad de vida pública fuera del control del Estado?

Referencias

Elhaik, Tarek. 2016. The incurable-Image. Curating Post-Mexican Film and Media Arts. Edinburgh University Press

Haraway, Donna. 2016. Staying With The Trouble. Making Kin in Chthulucene. London: Duke University Press

Kabakov, Ilya. 2008. “On the Subject of ‘The Void” In Total Enlightenment: Moscow Conceptual Art 1960–1990. Ed. Boris Groys, Max Hollein and Manuel Fontán del Jundo. Berlin: Hatje Cantz. p. 366–375.

Todorov, Tzvetan. 2017. El triunfo del artista. Barcelona: Galaxia Gutenberg

Todorov, Tzvetan. 2003. Hope and Memory. Lessons from the Twentieth Century. New Jersey: Princeton University Press

Tsing, Anna. 2015. The Mushroom at The End of the World. On the Possibility of life in Capitalist Ruins. New Jersey: Princeton University Press


[1] Lobón, Camila. 2019. Mary y los hombres lagartos, libro de artista.

[2] Lobón, Camila. 2019. Mary y los hombres lagartos, libro de artista.

[3] Entrevista a la artista visual nicaragüense Darling López, Managua/Ciudad de México , 25 de agosto de 2020.

[4] La utilización significativa de adoquines en Nicaragua comenzó después del terremoto de 1972, en Managua, el mayor en la historia de la ciudad. El dueño de la fábrica de adoquines que le vendía el producto a la ciudad para ser restaurada era Anastasio Somoza, presidente de la nación de 1967 a 1972 y en segundo mandato de 1974 a 1979.

[5] En Abril de 2018 en Nicaragua comenzaron manifestaciones cívicas en todo el país debido a reformas en Seguro Social realizadas por el gobiernos de Daniel Ortega. Los autoconvocados, como se reconoce a los manifestantes debido a la espontaneidad de los hechos, fueron fuertemente reprimidos. No hay cifras exactas de los muertos y desaparecidos, hasta el momento han sido identificadas más de trescientas víctimas. 

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