Yusimí Rodríguez López: Entrevista a Enrique Patterson / La Revolución ‘es el momento de menos autonomía para los afrodescendientes cubanos desde la esclavitud’

DD.HH. | 23 de abril de 2024
©Cañibano

El ensayista y activista cubano de derechos humanos radicado en Estados Unidos Enrique Patterson lo tiene claro: la Revolución quitó autonomía a los negros y mestizos de la Isla, y así lo afirma en diálogo con Diario de Cuba desde Ginebra. 

En la ciudad suiza, Patterson participó en la Tercera Sesión del Foro Permanente Afrodescendiente de las Naciones Unidas, celebrada del 16 al 19 de abril, en representación del Comité Ciudadano por la Integración Racial (CIR), a cuyos integrantes el régimen impide viajar fuera de Cuba, excepto si es para emigrar.

«Al no poder salir ellos, en lugar de darles apoyo cada vez que podía he tenido que asumir esta responsabilidad, porque lo que no puede ser es que estén sin voz», sostiene el escritor y activista.

Con respecto a seis años atrás, Patterson explica que la situación de la población negra y mestiza en Cuba se ha deteriorado «a una velocidad más exponencial» que la del resto de la sociedad.

El escritor recuerda que, durante un tiempo y gracias a las subvenciones que recibía de la extinta Unión Soviética, el Estado cubano proporcionó «ciertas garantías educacionales», así como acceso a la salud, al deporte y a algunas manifestaciones culturales.

Cuando el Estado perdió la posibilidad de subvencionar las garantías sociales del sistema, los cubanos que menos tenían cayeron «en el fondo del abismo de la pobreza». Esos cubanos, señala Patterson, son los negros y mestizos.

«Aunque con el régimen comunista muchos afrodescendientes tuvieron acceso a formación universitaria, eso nunca se pudo traducir en un nivel de vida generado por ellos mismos, porque siempre dependieron del Estado. Uno de los problemas más graves fue el de la vivienda. Los negros y los afrodescendientes en general, aunque fueran profesionales, no pudieron resolver ese problema, porque el que las otorgaba era el Estado. Y a la hora de otorgarlas, siempre empezaba a funcionar el filtro de la discriminación y el racismo».

Patterson señala que en estos momentos, cuando el régimen intenta abrir la economía, «de una forma bastante incongruente», los capitales que más pueden entrar en esa política son los de los cubanoamericanos. 

El activista recuerda que, históricamente, la mayoría de los exiliados fueron los blancos de clase media que, «con su trabajo, esfuerzo y sacrificio, tuvieron tiempo de establecer una base económica en Estados Unidos y constituir una comunidad económicamente potente, que apoya a sus familiares en Cuba». 

«Los afrodescendientes no emigraron en su mayoría al principio de la Revolución, porque no iban a emigrar a un lugar donde todavía había una segregación que era peor que el racismo en Cuba, y porque se creyeron la promesa de igualdad y libertad para todos del régimen», apunta Patterson. «Sí hubo igualdad, pero no hubo libertad. Y después tampoco hubo tanta igualdad», sentencia. 

«Los afrocubanos no tienen una base social en el exterior con capitales. Por tanto, vuelven a ser víctimas de las políticas económicas erróneas del Gobierno castrista», afirma Patterson.

El intelectual considera llamativo que desde 1959, a partir de un discurso y de la eliminación de algunas restricciones a espacios público, «el Estado cubano dijera que había podido eliminar algo que venía desde la colonia».

«La segunda cara de ese discurso era poner a los afrodescendientes un tapaboca. Decirles ‘ustedes ya no tienen nada que decir, aquí lo que hay que ser es revolucionario, y cada vez que ustedes enarbolen un reclamo cultural o socioeconómico, al margen del discurso del Estado, ustedes son unos malagradecidos y unos contrarrevolucionarios'», apunta el representante del CIR y sostiene que la Revolución marcó el momento de menos autonomía para los negros y mestizos desde el fin de la esclavitud en Cuba.

«Con la Revolución, es la primera vez en la historia de Cuba en que los afrodescendientes tienen menos autonomía después de la esclavitud. Incluso en la república tenían cierta autonomía porque por lo menos podían organizarse, consensuar sus problemas, discutirlos, elevarlos y organizarse en torno a ellos. Lo que hace la Revolución es que les quita a los afrodescendientes la posibilidad de tener una voz y de decirle a la sociedad y al Estado qué los afecta. Esa es la más absoluta forma de discriminación que los afrodescendientes cubanos han sufrido a partir del surgimiento de la república».

Sin embargo, también dentro de la oposición y el exilio existe la opinión de que los reclamos de negros y mestizos como grupo contribuyen a desunir a los cubanos y a desviar la atención de la lucha contra la dictadura. Desde ese punto de vista, los problemas en Cuba serían los mismos para toda la población.

«Es un argumento típico. A los negros históricamente se les ha pedido que como cubanos colaboren por el bien general y de una estructura democrática. Pero se les dice que, como grupo social con intereses y problemas muy específicos, para ser cubanos tienen que renunciar a luchar por esos intereses que se han creado en la propia sociedad cubana», señala Patterson.

«Me parece una contradicción y un argumento racista. Los campesinos, como campesinos, tienen problemas que deben plantear», dice Patterson y aclara que lo mismo pasa con todos los grupos sociales, por ejemplo «las clases medias tienen determinados problemas que enarbolan como clases medias».

«Los afrodescendientes son un grupo social, sean obreros o de clase media, tienen problemas sociales específicos que tienen que ver con cómo son vistos, tratados y cómo la legislación y el poder estructuran los problemas que pueden tener. Generalmente, no han podido participar plenamente en la definición de esos problemas y en el diseño de las soluciones».

Para Patterson, pedirle a ese grupo no comportarse «como negros cubanos para poder vivir en esa sociedad defendiendo sus intereses» es como decirles a quienes sufrieron confiscaciones por parte del régimen —que en su opinión deben ser resarcidos— que renuncien a esos derechos».

«El régimen cubano y la oposición lo que tienen en común es taparles la boca a los negros. Resulta anormal que tengan conciencia y enarbolen demandas, como cualquier otro grupo social, desde su historicidad», sostiene Patterson. «Los negros en la historia de Cuba siempre han sido vistos como sujetos subordinados. Agrego que, además de subordinados, ahora se les exige que sean silentes».

Las recomendaciones al Estado cubano que contiene el informe del CIR y que Patterson compartió con DIARIO DE CUBA, incluyen el reconocimiento legal para las organizaciones que luchan por los derechos humanos sin estar subordinadas al Partido Comunista, y que se tipifique en una legislación particular qué es el racismo y los actos que expresen discriminación racial, así como las sanciones correspondientes.

Patterson no cree que el Estado cubano tenga disposición para escucharlas ni de seguirlas, pero considera obligación de la sociedad civil plantearlas, para que la ciudadanía vea «lo que el Estado no hace a pesar de que se le pide».

Publicación fuente ‘ DdC’