Janet Batet: ‘Tabula rasa’, la más reciente exposición personal de Demi
Acercarse al universo de Demi Rodríguez (Camagüey, 1955) es como adentrarse en un bosque espeso donde ensoñación y realidad se confunden creando esa sensación de inquietante fantasía que nos obliga a mirar dentro de nosotros mismos. Las obras de Demi son obras que recuerdan algo del Bosco, y de Klimt, y de Chagall. Asistimos a una suerte de bestiario interior donde las caprichosas composiciones, la energía del color y el simbolismo abren vereda a un mundo a un tiempo fascinante y aterrador.
Tal vez sea justo su nombre artístico la primera clave para adentrarnos en esta selva oscura. El término Demi refiere a mitad, a veces incluso a menor y en el caso específico de Demi, encierra las dos acepciones. Primero, el sentido de ruptura, mutilación y desarraigo que significó el fusilamiento de su padre cuando la artista tenía apenas cinco años de edad y, luego, la separación del claustro familiar, cuando dos años más tarde es enviada con su tía a Puerto Rico y separada de su madre y sus hermanas a las que no volvería a encontrar hasta la adolescencia. La migración es entonces también colofón de este ser partido en dos, incompleto, cuya existencia transcurre a un tiempo en diferentes latitudes, sin lograr completarse en un mismo ser.
El infante (que en latín significa el no-hablante) es la figura recurrente en la obra de Demi. Ese ser menor cuya voz no cuenta, cuyas inquietudes se acallan. Un ser que es todo ojos y cuya cabeza calva alude al estado virginal: seres que vuelan en su propia ensoñación, creando universos paralelos que los liberan de un mundo que les es hostil.
En sus enrevesados cuadros, que son como complicados tapices llenos de ornamentos y filigranas por donde viajamos como si fueran túneles del tiempo, dominan visiones caleidoscópicas, donde los elementos figurativos y simbólicos se transfiguran en composiciones poéticas de gran alcance. Las celebraciones típicas de la infancia (cumpleaños, bautizos, juegos), devienen alucinaciones infantiles que asoman como la puerta liberadora hacia otro universo donde, al fin, la redención es posible.
Tabula rasa, la más reciente exposición personal de Demi, abierta ahora en Aliona Ortega Fine Art, comprende una selección de diez pinturas recientes que resumen de manera magistral el universo de esta artista cubanoamericana afincada en Miami, para la que el arte ha sido sino y salvación. El título de la muestra resume el acercamiento de Demi al arte. La expresión latina refiere, de un lado, al recién nacido en su estado prístino, sin preconcepciones, ni sufrimientos; del otro, a la capacidad del humano de aún en los momentos más críticos, ser capaz de empezar de cero.
A los 27 años, Demi conoce a Arturo Rodríguez, también pintor, y es a través de esta comunión magnífica que Demi descubre la pintura que deviene gesto catártico. Desde entonces, Demi no ha parado de pintar, de exorcizar ese yo que es nuestro niño interior acallado con el paso del tiempo y deseoso por salir a flote y liberarse.
Tabula rasa incluye la más reciente obra de Demi: The Fall (2018-2020). Durante los aciagos años de encierro del Covid-19, en los que la artista vive la pérdida de sus dos hermanas, el arte otra vez asoma como el único espacio de salvación. Allí donde el encierro obliga, la obra de Demi se expande hasta alcanzar proporciones monumentales. El arabesco se multiplica en una escena donde coexisten diferentes dimensiones y temas recurrentes de la historia del arte (El Edén, el Ángel caído, el retrato de familia, la Pietá). La máscara que actúa como suerte de línea del horizonte y desdoblamiento del yo, es puente entre las dimisiones que abarca esta pieza cuyo intrincado procedimiento -por adición y substracción- en capas y motivos que proliferan por doquier, obliga al espectador al salto constante del ojo sobreexcitado sobre la superficie.
La muestra incluye también Boticelli´s Garden (2017), Offering to Godess Flora (2020) y Light versus Darkness (2020-2021), exquisitas piezas en las que temas recurrentes de la historia del arte se convierten en clave para la liberación personal de la artista y de cada uno de los espectadores que se aventuren a este viaje de la mano de Demi.
Publicación fuente ‘El Nuevo herald’
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