OLA: Cuba recrudece control ideológico a través de nuevos textos escolares

DD.HH. | 9 de septiembre de 2024
©Cartel ideológico hecho en Cuba, años 60 / 70

Como parte del Tercer Perfeccionamiento de la Educación en Cuba, un total de 506 libros de texto y cuadernos de trabajo han sido rediseñados en un trabajo conjunto del Ministerio de Educación (MINED), la editorial Pueblo y Educación y el Instituto Superior de Diseño (ISDi).

El proceso de diagnóstico, que cumplió 10 años antes de su implementación, «tiene como soporte los Lineamientos del Sexto y Séptimo Congreso del Partido, los objetivos de la Primera Conferencia y la Resolución Ministerial sobre las adecuaciones a la organización escolar presentada cursos atrás», según se explicó en el espacio televisivo Mesa Redonda.

​Los nuevos materiales, disponibles en las escuelas cubanas desde el pasado curso escolar, fueron entregados a alumnos de primero y cuarto grado, y se programa para el presente período lectivo su entrega a alumnos de segundo y quinto.

​De acuerdo con las declaraciones de la titular del MINED, Naima Ariatne Trujillo Barreto, «se suman para este curso los libros del segundo grupo de grados y la experiencia adquirida con las nuevas formas de trabajo. También hay mucha innovación en todas las estrategias de gestión que se están aplicando, por ejemplo, para buscar alternativas más idóneas en la cobertura docente y el trabajo político ideológico y la descolonización“.

Según Maite Fundora Iglesias, segunda jefa de departamento de la carrera de Diseño de Comunicación Visual del ISDi, los anteriores textos presentaban una serie de «deficiencias», entre las que pueden contarse «problemas de representación, imágenes anticuadas o caducas, el poco aprovechamiento del formato y la falta de coherencia».

​Una vez más, y haciendo gala de su ya tradicional supeditación al Partido Comunista de Cuba, el ISDi soporta visualmente el adoctrinamiento explícito de las nuevas generaciones. Como es costumbre, esta «nueva tarea» se convirtió en el eje de más de 18 ejercicios de graduación avalados por el Instituto Superior de Diseño, adscrito a la Universidad de La Habana.

Esto queda explicitado en el artículo El rediseño de la colección de títulos del sistema educativo cubano: un proyecto científico, profesional y docente, colaboración entre Fundora Iglesias y Ernesto Fernández Sánchez, en la que ambos reconocen que el ISDi trabajó en el diseño de la nueva identidad para los textos, basándose en premisas como la economización de materiales, el empleo de tipografías libres de costo y la invariabilidad de los contenidos presentados por el MINED.

Asimismo, «los libros del primer grado, utilizados para enseñar a leer y escribir deben utilizar la tipografía Futura. Aunque los autores consideran que no es una fuente óptima para este proceso no fue posible presentar otra propuesta», señalan.

Según destacó la editorial Pueblo y Educación al referirse a las tesis de grado, los jóvenes «presentaron un revolucionario diseño de colección de los libros, cuadernos y materiales. Magistral defensa de su ejercicio de tesis de grado, que será guía conceptual del trabajo editorial del tercer perfeccionamiento educacional cubano”.

​No obstante, no es el diseño lo que destaca de las nuevas versiones de los libros de instrucción, y sí la fuerte carga doctrinal en sus páginas. Convencidos del cada vez más escaso alcance de su esquema ideológico, el Estado cubano continúa apostando por la manipulación escolar desde las etapas tempranas del desarrollo intelectual.

​En 1976, Cuba realizó su Primer Perfeccionamiento del Sistema Nacional de Educación. Este proceso, que duró hasta 1985, implicó «un cambio en la estructura de los subsistemas que conformaban el sistema nacional de educación «y de los contenidos de los planes y programas de estudio, así como la elaboración de los libros y demás materiales escolares»».

​De esta manera y, atendiendo al contexto político social del momento, el aprendizaje se apoyaba en la exaltación de figuras sociales vinculadas a la etapa posterior al ascenso al poder de Fidel Castro. Así, lo normal era encontrar textos alegóricos a la siembra y corte de caña, la figura del miliciano, el obrero como eje central de la nueva sociedad y, por supuesto, a la lucha precedente de los rebeldes.

Ahora, si se hojea detenidamente el libro de lectura entregado a los niños de primer grado, podremos observar una mayor presencia de imágenes asociadas con la «Revolución» y es que, para enseñar a los más pequeños el correcto uso de las letras, se utilizó cuanto «hito histórico fidelista» se pudo.

​De esta manera, la carga doctrinal se intensifica, enalteciendo figuras como el Che, Fidel Castro y Celia Sánchez Manduley. Igualmente, se inducen sentimientos y formas de pensar de preocupante apego a efemérides y culto a la personalidad de sucesos e individuos comprendidos en el panteón revolucionario; todo esto mediante actividades didácticas que cuestionan «¿Por qué nos emocionamos tanto cuando hablamos de Fidel?», o «¿Qué hace la Revolución para que los niños sean más felices?». Por añadidura, se insta a los infantes a memorizar textos sobre el yate Granma, el combate de Playa Girón o la jornada del primero de enero de 1959.

Este claro potenciamiento doctrinal es denominado «contextualización de la enseñanza» por las autoridades educativas. Al respecto, y de acuerdo con el análisis La educación cubana desde un prisma renovador, de la autoría de Reynaldo Jiménez Guethón y Enrique Verdecia Carballo, «la principal característica de un currículo contextualizado es el vínculo con la vida, con la comunidad y la sociedad en general, consideradas también como factores vivos, con los cuales alumnos y maestros, desde sus individualidades continuamente interactúan, y donde el propio contenido a aprender por los estudiantes adquiere su mayor riqueza en la conformación de sus valores, normas, sentimientos, desarrollo del pensamiento, actitudes y otras cualidades de la personalidad, a través de la inclusión de lo local en cada contenido, los círculos de interés, los proyectos sociales y técnicos y otras actividades socio-educativas”.

​Llama la atención el hecho de que, a partir de 2021 -año en que se puso en práctica la estrategia educativa- han aparecido numerosas publicaciones científicas avalando la pertinencia de las transformaciones en materia docente, así como la correcta metodología utilizada en la concepción de los nuevos materiales.

​Esto puede deberse a que, en abril del próximo año, Cuba será evaluada como parte del Estudio Regional Comparativo y Explicativo (ERCE 2025), liderado por el Laboratorio Latinoamericano de la Evaluación de la Calidad de la Educación (LLECE) de la UNESCO.

​Con relación a esa instancia reguladora regional, y durante la tercera versión del Congreso Internacional Ciencia y Educación “Investigar e innovar: Agenda 2030”, organizado por el ministerio de Educación y el Instituto Central de Ciencias Pedagógicas (ICCP) en La Habana, Cuba, Trujillo Barreto manifestó su agradecimiento y destacó la contribución de la organización y la UNESCO en el desarrollo educativo de la Isla.

​»Resulta de especial interés para nosotros mantener y potenciar el apoyo y sinergia que realizamos con el Laboratorio para el desarrollo de capacidades e intercambio con sus países miembros con el fin de avanzar en una región vinculada a la evaluación y su contribución a la mejora escolar”, dijo.

​En el año 2021, Cuba participó en el estudio regional, aportando un saldo positivo en materia de educación. Los resultados publicados por la UNESCO hacen referencia al aprendizaje de los contenidos lectivos, enfatizando en la necesidad de acortar las brechas de género; y «revertir el mayor rezago en el logro de aprendizajes y concentración de estudiantes en los niveles de desempeño más bajos y que no alcanzan los niveles mínimos de competencia de la Agenda 2030».

​De esta manera, y siguiendo con su característico trato paternalista hacia la Mayor de las Antillas, la organización evitó referirse al uso apropiado de los materiales escolares, obviando así la fuerte carga doctrinal en los textos y cuadernos de trabajo.

​En su lugar, recomendó fomentar el apoyo parental, así como el aprovechamiento máximo del tiempo de estudio en las aulas y la asistencia regular de los estudiantes. Según relata el informe, estos elementos son de vital importancia «en función de generalizar las buenas experiencias a través del intercambio y la colaboración, con el fin de avanzar hacia un sistema educativo más inclusivo y equitativo, que reconozca la importancia de la igualdad de género, propiciando oportunidades para que todo estudiante cuente con aprendizajes fundamentales».

​Si bien la educación es uno de los aspectos prioritarios en los Objetivos de Desarrollo Sostenible en la Agenda 2030, las observaciones de la UNESCO respecto a Cuba, y la omisión sostenida de la carga doctrinal en los materiales docentes, dan cuenta de que la organización centra sus esfuerzos en la masividad del acceso, dejando de lado la calidad de la misma.

​Esto contrasta con lo declarado por el Fondo de Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF), organismo que reconoce la importancia del contenido lectivo, afirmando que » Saber leer y escribir a tiempo y, más importante aún, entender lo que leen, les permitirá tener herramientas para avanzar en una trayectoria educativa en mejores condiciones, les facilitará su desempeño en otras áreas del conocimiento como matemáticas o sociales, y les brindará herramientas para que tengan mayores posibilidades de acceder a la educación técnica o superior».

​De esta manera, la organización apunta a la relevancia que tendrá el diseño metodológico -sobre todo en los primeros años de la enseñanza- en la formación efectiva del futuro ser social. En Cuba, donde el material didáctico tiene tan elevada carga doctrinal, se busca incidir en las mentes infantiles desde un punto de vista tanto conductual como cognitivo para la obtención de revolucionarios acéfalos capaces de ignorar el fracaso del modelo social impuesto, así como de validar y ser agentes activos de la represión contra quienes demandan derechos ciudadanos.

Y es que, según el pedagogo español Agustín de la Herrán Gascón, «El adoctrinamiento da motivos a las personas para vivir, bien en su exterior o bien en la pseudo interioridad de una caverna. De este modo, se desprende a los individuos de su razón crítica y autocrítica, así como de la libertad y la capacidad de cuestionamientos a su entorno.

​Todos los efectos del adoctrinamiento pueden potenciarse, a modo de condimentos, mediante conocimientos sesgados, como: el prejuicio, la predisposición, el fanatismo, el odio, etc. La nocividad de estas observaciones define aquello que las produce o alienta como mala práctica educativa y docente y/o como pseudo educación», apunta el también Profesor Titular de la Universidad Autónoma de Madrid.

​Asimismo, el catedrático califica esta práctica como nociva, y con un mayor alcance en los primeros años de la infancia. «Imbuir el adoctrinamiento en ‘la mente absorbente del niño’ (Montessori, 2014) es un acto de barbarie. Aprovechar los cauces y recursos del sistema educativo para hacerlo, sin objeción ni oposición, es malversador y debería ser delictivo», sostiene.

Por tal motivo, el Observatorios de Libertad Académica denuncia la radicalización del actronimiento escolar en Cuba, impulsada a través del Tercer Perfeccionamiento de la Enseñanza. Sostenemos que, con el fin de lograr una instrucción primaria de calidad, los materiales didácticos para la instrucción de la primera infancia deben estar despojados enteramente de contenido político.

​Según el Ministerio de Educación del país, la asignatura de Historia de Cuba se imparte a partir del quinto grado. En ella, y atendiendo también a las necesidades particulares del Estado cubano, se realiza un recuento -sesgado- de los acontecimientos históricos de la Isla. Esta disciplina -de por sí, manipulada- justifica la preparación de los alumnos en materia política, cuando debería abogar la no inclusión de estos contenidos en grados preliminares.

​La supeditación de los ministerios de enseñanza cubanos a las voluntades del Partido Comunista de Cuba, así como la permisividad que han mostrado los organismos internacionales con respecto al tema, han desembocado en el deterioro educacional del país, cada día más alejado de conseguir una educación plural, inclusiva y de calidad.

​Desde esta institución de la sociedad civil cubana, instamos a la UNESCO y al Laboratorio Latinoamericano de la Evaluación de la Calidad de la Educación a ser exhaustivos en la revisión del nuevo material docente distribuido, a fin de corregir su función de control ideológico de las nuevas generaciones de cubanos.

_______________

Publicación fuente ‘Observatorio de Libertad Académica’