Aquí van algunas de las páginas de Luz de gas, novela de Atilio Caballero que acaba de salir por Bokeh, en Leiden: «El Afónico se encogió de hombros y escupió, apuntando a los talones de Spider, pero la saliva quedó prendida en un arbusto antes de llegar a los pies del otro. Casi nunca acertaba con sus salivazos; tampoco en la ciudad, cuando apuntaba a las rayas de la acera. Dejó que el Loco pasara a ocupar su posición; él se quedaría detrás, como de costumbre, siguiendo la marcha con su propio ritmo. De todos modos, sus amigos nunca lo echaban de menos, o eso pensaba él, por lo que si ahora se retrasaba a ninguno le importaría, y él podría moverse ligero según le conviniera.» Enjoyyyyt 😉
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