Desde una obra de no ficción, Saviano, con lujo de detalles, nos sitúa en un contexto imposible de imaginar para alguien que solo cuenta con los lugares comunes propios de los audiovisuales. No se trata solo de sicarios y policías corruptos, sino de un verdadero poder. De situarse, como empresarios, en un contexto global. De explorar nichos de mercado, de ubicar y distribuir con prontitud y fiabilidad la mercancía, de adaptarse continuamente a un contexto en el cual la droga y otras ilegalidades son perseguidas constantemente, variar rutas y modos —barcos, aviones, automóviles, personas sean o no indocumentados—, vigilar y castigar. Para seguir leyendo…
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