Una zona de la poesía de L. Santiago Méndez Alpízar está marcada por esa intención desmaterializadora en la que lo líquido, el humo o el polvo; la sal, la sombra o las cenizas, son tentativas del sujeto poético para hacerse ilocalizable, es decir, libre y proliferante, habitante del más inhóspito margen de la subjetividad social y autónomo frente al contrato simbólico de su contexto político. Para seguir leyendo…
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